Lo que está ocurriendo en el Tarajal bien podría ser calificado de puro sainete. Los cambios, las decisiones adoptadas de un día para otro, la falta clara de comunicación entre administraciones parecen definir un entorno que genera muchos problemas a toda la ciudad. Y es que de lo que suceda en la frontera depende buena parte de la tranquilidad del resto de Ceuta.
No hay más que examinar lo ocurrido la semana pasada cuando todo el Hospital se vio colapsado de vehículos patera hasta el punto de que era imposible el acceso de las ambulancias.
En las últimas horas hemos asistido a una queja de la propia Ciudad por la falta de comunicación fluida en cuanto a los asuntos que son abordados entre las dos administraciones, hasta el punto de reconocerse la existencia de fallos.
También ha habido problemas en torno a la Puerta Norte y su apertura, existiendo mensajes contradictorios de una y otra parte que llevó a que ayer mismo la Delegación asegurara que la Puerta no se abrirá hasta que el tráfico de mercancía por esta vía quede controlado y clarificado. La traducción de todo esto se ve en la calle, con cierres al porteo como sucedió ayer o con quejas de los empresarios porque no pueden vender.
Se ha llegado a cierta situación tensa entre las partes que debe ser reconducida puesto que aquí no se trata de satisfacer los beneficios de unos en detrimento de los de otros, ni tampoco de lanzar mensajes confusos que causan malestar. Se trata de buscar una salida que complazca a todos y que devuelve la tranquilidad a una zona de importancia para la ciudad y a una frontera erigida en eje neurálgico para la vida diaria de Ceuta.