El incienso lleva el olor al alma
y cubre la calle en su larga espera,
Domingo sin ramos, sin gloria, sin Palma,
mascarilla triste de la Primavera.
¿Dónde han escondido los cirios, la cera?
¿Dónde los pecados que en Traslado casan?
Misterio en claveles de santa miseria
y el Señor de Ceuta por el lunes pasa…
El martes nublado, de plata se entrega.
No oigo las voces de cien legionarios,
ni veo Esperanza que racheada llega,
ni hay Nazareno, ni Cruz, ni Calvario.
¡Ay del pueblo que no reza en La Pasión!
¡Que no busca en su Caída santidad!
Miércoles de la Flagelación,
Que lloran la Amargura y Caridad.
Plaza de naranjos, tarde floreada,
el jueves se encierra en esta condena
del Cristo de humilde figura paseada
que su Madre carga con pesadas Penas.
Desciende el Silencio en la madrugada
del viernes que llora sangre y cautiverio,
¡costalero aguanta!, ¡que no queda nada!,
y aguantan los hombros hasta Los Remedios.
Pirulí de sangre, de amor y de hierro,
La Pasión se acaba, la música ha muerto.
La cera se funde con el Santo Entierro