Se cumplió el sueño. Y qué bonito fue. Se cumplió con la salvación pretendida, la ansiada por todos los ceutíes que han sido testigos de cómo el equipo ha podido superar el peor de los baches para mantenerse, para echarle fuerza y coraje para, sencillamente, creer en sus posibilidades y evitar el descenso a pesar de que muchos lo daban ya por hundido.
No es una noticia solo deportiva. Es algo más. Porque el deporte se ha convertido en vehículo de integración, de convivencia, de sentimiento compartido. Porque quizá sin pretenderlo, el Ceuta ha hecho algo maravilloso por todos: dar alegría a esta tierra y unir a todos los caballas sin distinciones, porque en las gradas todos somos iguales.
La AD Ceuta ha dado un ejemplo de tesón, de esfuerzo, de lucha y ha obtenido el mejor resultado: poder mantenerse en la categoría y ofrecer sueños, esperanzas y ánimo a los caballas. El presidente del club, Luhay Hamido, ha tenido mucha ‘culpa’ en todo este proyecto, porque ha demostrado unión de equipo, porque ha compartido el sueño de sus jugadores y porque nunca se rindió cuando nadie apostaba por la permanencia.
Hoy Ceuta recibe esta alegría conjunta, porque es la alegría de todos más allá del fútbol. Se volverá a una nueva competición, a una lucha por ir a más, pero de momento se ha demostrado que la ilusión, que los sueños son posibles como así ha sido en ese ‘Murube’ mágico que se convirtió en la alegría para todos.
Ceuta se merecía esta noticia y hoy todos tenemos algo de futboleros. Gracias AD Ceuta, gracias equipo por conseguirlo y por ser espejo de lo que debe ser un valor para todos: el deporte.