La víctima insiste al juez que era la ropa que le sustrajeron. En la casa se hallaron huellas que pertenecen a otro joven, en busca y captura.
Sólo se conocen del vecindario y un chándal fue la prueba clarificadora para el denunciante de que su joven vecino había entrado en su casa y le había robado varios efectos personales. Además de ropa, sustrajeron un ordenador personal, según explicó ayer la víctima al juez, pero la puerta no estaba forzada y la Policía Científica únicamente halló huellas dactilares pertenecientes al otro acusado, C.T.A., que está en búsqueda y captura. Aún así sostuvo que su vecino estaba implicado en el robo.
El Ministerio Fiscal no ha acusado a este joven de ser autor del robo e incluso los policías que intervinieron en el suceso, ocurrido en enero de 2013, afirmaron que fue “la mala suerte” la que implicó al joven acusado en los hechos por haber encontrado una bolsa con ropa, la cual coincidía que había sido robada.
El acusado explicó que únicamente encontró la citada bolsa en el garaje comunitario del bloque de viviendas en el que reside con su familia. Cogió la bolsa, en cuyo interior había ropa de hombre y de mujer. Al conocer que habían robado en el bloque de viviendas contiguo y saber quién era la víctima intentó, según su declaración, devolver las prendas a su dueño. Éste, en cambio, rehusó cogerla y le instó a entregar a la Policía, que ya estaba investigando el caso.
La víctima, por su parte, aseguró que varios indicios le llevaron a concluir que su joven vecino había sido el autor del robo porque su esposa le había visto con un chándal que era igual al suyo y que también había sido robado. Explicó que el día de los hechos, fue su pareja quien se percató de que la ropa en los armarios estaba algo ‘descolocada’ y fue entonces cuando comenzaron a echar en falta varias prendas, las llaves del coche, el ordenador...
La puerta no estaba forzada
La víctima indicó al juez que ese día no había echado el cerrojo de la puerta de la vivienda, que de hecho no presentaba signos de haber sido forzada, y reconoció que ésta se abría simplemente con una radiografía. Una ‘herramienta’ que él mismo denunciante había utilizado en alguna ocasión, cuando se olvidó las llaves dentro de la casa.
Además, el hombre aseguró que ese día en su casa olía a tabaco, cuando ni él ni su esposa fuman. El acusado tampoco fuma, como indicó a la fiscal.
Pasaron los días y las pesquisas del denunciante continuaron. Al sospechar de su vecino, acudió a su casa, pues días antes le había prestado un catálogo que quería recuperar. Era la excusa para ver la reacción del joven. Y así fue. Según la declaración de la víctima, el acusado estaba en casa cuando fue a buscarle, pero no quería salir. Finalmente, lo hizo y al preguntarle por el supuesto catálogo el joven respondió de forma seca y tajante. Otro indicio para la víctima de que era la persona que entró en su casa a robar. El caso quedó visto para sentencia.