El cementerio de
Sidi Embarek ha acogido esta tarde el entierro de Rida Aidar, el joven
marroquí de tan solo 22 años que
murió este jueves cuando intentaba llegar a Ceuta bordeando a nado el espigón del Tarajal. Su compañero de travesía lo estuvo guiando todo el tiempo que pudo, ayudándole a mantenerse con vida en el agua, pero el destino se empeñó en arrebatar otra vida en la frontera sur. Rida llevaba dos botellas de plástico amarradas a su cuerpo que pretendían servirle de flotadores. Llevaba desde las doce del mediodía en el mar, entremezclándose con otros bañistas pero con la idea de buscar el despiste para colarse en Ceuta junto a otro marroquí que conoció en ese mismo momento. Era natural de Marrakech y su compañero, que sobrevivió al cruce, es de Fez aunque reside en Tetuán. Juntos emprendieron el pase pero solo uno sobrevivió gracias al rescate que llevó a cabo la Guardia Civil y a las reanimaciones efectuadas en el puerto deportivo para que saliera adelante.
En el agua, el superviviente mantuvo a flote el cuerpo de Rida para que no se hundiera, debiendo acudir los GEAS para sacarlo y trasladarlo a la base del puerto deportivo.
Otra víctima de la inmigración
Hoy, en la tumba 4437 ha sido enterrado esta nueva víctima de la inmigración. Saber su identidad ha sido posible gracias a que portaba documentación, pero no se ha podido dar con nadie de su familia ni tampoco conocer la historia que hay detrás. Al lado de su tumba están enterrados los demás marroquíes que han fallecido en otros intentos de entrada en Ceuta registrados en este verano crítico; intentos de entrada que terminaron de la peor de las maneras.
En Sidi Embarek se le ha rezado tras el traslado del cuerpo a cargo de la Funeraria Al Qadar y se ha procedido a su entierro contando con la implicación de los trabajadores de Sidi Embarek que siempre están cuando se les requiere, sin mirar el reloj, a sabiendas de que hay que colaborar en un gesto final hacia una persona que nadie conocía pero que su destino terminó, de manera trágica, en Ceuta.