El paso del tiempo causa estragos en cualquier material. La humedad o factores como la vegetación también se suman a la lista de agentes que crean desperfectos en los edificios de Ceuta.
El Museo del Revellín no es una excepción. El deterioro que presenta lleva a la Ciudad a someter a rehabilitación su fachada. El contrato público ya ha sido adjudicado por lo que, en breve, arrancan las obras.
La empresa a cargo del proyecto es Grupo Dinomar de Contratas, con sede en la ciudad. Dispone de 258.022,03 euros para acometer todas las pautas estipuladas por Obimace, a cargo de la redacción del proyecto.
Las labores de recuperación y adecuación se enmarcan en un periodo de seis meses, un plazo que sirve para tratar tanto las superficies como los elementos de cerrajería. Todas las tareas a desempeñar tienen como cometido la conservación y el mantenimiento de la infraestructura.
Reparaciones
El museo va a pasar por chapa y pintura. Específicamente, la lista de quehaceres se desglosa en reparaciones de componentes rotos, pintados y en la inclusión de medidas de protección ante los factores externos, tanto los atmosféricos como los de otra índole.
Las mismas deben, finalmente, “devolver su apariencia física merecida”, tal y como exponen los pliegos del contrato. “Se trata de una obra completa. Una vez ejecutada, se podrá hacer uso pleno de la zona de actuación sin perjuicio de otras ejecuciones cualesquiera que se realicen”, destacan.
El primer paso es limpiar de forma genérica la fachada. La misma pondrá empeño en eliminar toda la vegetación que se esparce por las paredes, por la solería y las tejas. Los óculos también forman parte de esa eliminación de suciedad.
“Debe preverse la necesidad de actuar sobre los cielos rasos del edificio”, señalan. A esta se suma la retirada del aire acondicionado localizado en la planta cubierta. El aparto ya no se usa.
Evitar palomas y vencejos
Uno de los condicionantes más influyentes en el Museo del Revellín en este sentido son los restos de aves. Es por ese motivo por el que la iniciativa trata de buscar fórmulas para evitar “el apostamiento de palomas”, así como la anidación de los vencejos en los óculos de ventilación.
Bajo este propósito el documento refleja la inclusión de elementos disuasorios, en concreto, con la instalación de púas de acero y la limitación del acceso a los óculos con la implantación de rejillas o mallas “que no neutralicen su funcionalidad”.
Los vencejos son los que principalmente se reúnen en ese rincón. Al tratarse de una especie amenazada, el proyecto hace hincapié en incorporar a modo de compensación “una disposición de nidales prefabricados colocados en la cubierta”.

Reposiciones y tratamientos
No solo se plantean arreglos de las piezas arquitectónicas del museo. Se efectúa también la reposición de los que precisen de sustitución. La razón de sus desperfectos radica, esencialmente, en grietas, fisuras o la pérdida de material.
Esta última puede ser producto de corrosiones, oxidaciones o por agentes atmosféricos. Fundamentalmente las actuaciones se despliegan en el revoco del fondo de la fachada, en las cornisas, jambas, dinteles y alféizares.
Se reponen elementos ausentes en las tejas, así como los canalones y las bajantes que permiten la recogida de agua cuando llueve. El suelo de las terrazas de la primera planta y del ático también deben ser renovados.
Ocultar el cableado
Las cerrajerías también tienen su propio tratamiento. Las rejas, los antepechos y las barandillas se someten a esta tarea. El objeto es eliminar la pintura en mal estado y la oxidación, así como el reemplazo de las piezas que lo requieran.
La puerta es cambiada por otra de diseño similar. El ventanal de acceso a la balconada al este de la segunda planta también se retira por otro “por el impacto visual que genera”.
El cableado eléctrico del museo se oculta mediante el soterramiento de la acometida y la distribución por la fachada bajo regolas de las líneas que son imprescindibles. Una vez finalizado ese proceso, se inicia el pintado de las paredes exteriores.






