Tras los cortes de suministro eléctrico que en los últimos meses han afectado a varias barriadas de la periferia de Ceuta, muchos vecinos ya conocen la importancia de actuar con rapidez y sentido común para conservar en buen estado los alimentos almacenados en el frigorífico o el congelador.
Situaciones como el reciente apagón general en buena parte de la península ibérica han vuelto a poner sobre la mesa una pregunta clave: ¿qué hacer con la comida tras un corte de luz prolongado?
Pasadas más de cinco horas sin electricidad, conviene tener claros ciertos pasos para minimizar las pérdidas alimentarias y garantizar la seguridad alimentaria. La prioridad es saber cómo gestionar los productos refrigerados y congelados, así como qué alimentos se pueden conservar y cuáles hay que consumir o desechar.
Cómo actuar con los alimentos de la nevera
Cuando se produce un apagón eléctrico, lo primero que se recomienda es realizar un inventario rápido del contenido del frigorífico. Este paso permite identificar con facilidad qué productos son más perecederos y cuáles pueden aguantar un poco más de tiempo sin refrigeración.
Dentro del frigorífico, los alimentos más sensibles son aquellos que tienen la fecha de caducidad más próxima o que ya han sido abiertos previamente. También hay que prestar especial atención a las comidas cocinadas con antelación y guardadas para consumir en los días siguientes, ya que estas deben ser consumidas cuanto antes para evitar riesgos sanitarios.
Por tanto, una vez se haya hecho la lista, conviene organizar los alimentos por orden de prioridad. Aquellos productos que ya estén abiertos o que necesiten refrigeración constante deben consumirse en primer lugar. Si no es posible comerlos a tiempo, lo más recomendable es desecharlos para evitar intoxicaciones alimentarias.
En cambio, los productos que se conservan mejor fuera del frío, como quesos curados, embutidos secos o envasados sin abrir, pueden mantenerse en buen estado durante más tiempo. Estos artículos pueden colocarse en un lugar fresco y seco mientras se recupera el suministro eléctrico.
Una regla fundamental durante este proceso es evitar abrir la puerta del frigorífico con frecuencia, ya que cada vez que se hace, se pierde el frío acumulado y se acelera el deterioro de los alimentos. Cuanto menos se abra, más tiempo conservará la nevera una temperatura adecuada.
Qué hacer con los productos congelados
En el caso del congelador, la estrategia es distinta. Los alimentos congelados pueden resistir más tiempo sin electricidad, pero siempre que no se abra la puerta con frecuencia. Es fundamental mantener el congelador cerrado para que la temperatura interna se mantenga baja el mayor tiempo posible.
Los expertos calculan que un congelador lleno y cerrado puede conservar los alimentos durante unas 24 a 48 horas sin suministro eléctrico. El tiempo exacto dependerá del tipo de alimento, de lo lleno que esté el congelador y de las condiciones externas.
Cuantos más productos haya en su interior, más tiempo se mantendrá la temperatura baja, ya que los alimentos congelados se ayudan mutuamente a conservar el frío. Por eso, siempre que sea posible, no se debe abrir el congelador mientras dure el corte de luz.
Si pasado ese tiempo el suministro eléctrico aún no se ha restablecido, será necesario comprobar el estado de los productos congelados. Una señal clara de que los alimentos ya no son seguros es la presencia de líquidos o descongelación parcial. En ese caso, aunque el alimento pueda parecer aún comestible, lo más prudente es no consumirlo.
Precaución y sentido común
La mejor defensa ante un corte eléctrico prolongado es la información. En ciudades como Ceuta, donde ya se han vivido episodios recientes de apagones, aplicar estos consejos puede suponer la diferencia entre salvar gran parte de la compra o tener que tirarla por completo.
Mantener la calma, organizar el contenido de la nevera y congelador, y actuar con rapidez son medidas básicas para no poner en riesgo la salud ni desperdiciar alimentos. Y, por supuesto, si se duda sobre el estado de un producto, lo más recomendable siempre será pecar de precavido y no consumirlo.