Las calles de Tánger, Tetuán y otras localidades de Marruecos fueron escenario, en la tarde del sábado, de protestas ciudadanas organizadas por colectivos civiles y de derechos humanos. Los manifestantes denunciaron la crisis del sistema de salud pública, el aumento del coste de vida y la falta de oportunidades laborales, problemas que calificaron de insostenibles para amplias capas de la población.
Según señalaban en medios como presstetouan.com, durante las concentraciones, los asistentes corearon consignas en las que reclamaban al Ejecutivo marroquí “una reforma urgente del sistema sanitario” y “un acceso equitativo a la atención médica”. Asimismo, pidieron la adopción de medidas efectivas para frenar la carestía que golpea a las familias y crear oportunidades de empleo para los jóvenes, uno de los sectores más castigados por el paro.
Presencia policial y tensión en algunas zonas
Las movilizaciones, convocadas con un carácter pacífico, contaron con una intensa presencia policial. En determinadas ciudades, las fuerzas de seguridad intervinieron para dispersar a los manifestantes, en especial cuando intentaron mantener sentadas en espacios públicos. Estas actuaciones generaron malestar entre los participantes, que insistieron en que sus acciones son legítimas y no violentas, con el único fin de “hacer llegar la voz de la calle” a las instituciones.
Testigos presenciales señalaron que, pese a los intentos de dispersión, la mayoría de las concentraciones se desarrollaron sin incidentes graves, aunque con un clima de tensión entre agentes y ciudadanos.
Un malestar social creciente
Estas protestas se enmarcan en una ola de descontento social que viene creciendo en Marruecos en los últimos meses, especialmente en las regiones del norte. La población reclama reformas estructurales capaces de mejorar la calidad de los servicios públicos, reforzar el poder adquisitivo de los hogares y ofrecer perspectivas laborales reales a la juventud.
En este sentido, analistas locales advierten que la persistencia de problemas estructurales como el paro juvenil, la falta de inversión en el sistema sanitario y el encarecimiento de productos básicos alimentan un sentimiento de frustración que cada vez se expresa con mayor frecuencia en las calles.
Las manifestaciones del sábado reflejan, según diversos colectivos sociales, la urgencia de que el Gobierno marroquí actúe de manera concreta y rápida, atendiendo las demandas ciudadanas y evitando que el malestar se convierta en un problema mayor de estabilidad social.






