Hay ideas que por su importancia conviene no relajarlas y, antes bien, agotar su significado. Es el caso de la promoción como proceso asociado a la salud mental.
En realidad, es tan ancho su territorio de significación y su potencial que podríamos diferenciar la idea de promoción como un modelo de atención separado del modelo médico. ¿Dónde está la diferencia?
En primer lugar, la salud mental tiene que ver con la química cerebral, y aquí se funciona con una escala de gravedad. Existe una constante de salud mental, la cual sufre una pérdida sensible y se hace necesaria una terapia farmacológica.
Dependiendo del grado de afectación hace falta un acompañamiento médico más o menos intenso. En este punto, al sistema se le saltan las costuras, y no acierta a ofrecer una continuidad de cuidados que prepare a la persona para el desempeño de un rol social.
Tenemos que la acción médica actúa sobre la condición negativa de la salud mental, es decir, se centra en aliviar los síntomas.
Pero, en segundo lugar, la salud mental tiene que ver con el espacio donde se desarrolla el lenguaje de las emociones, y el lenguaje verbal que son los pensamientos.
Aquí, la atención se centraría sobre la condición positiva, aquella que fortalece y apuntala la constante de salud mental.
No hay que esperar al deterioro de la salud mental, ya sea por olvido o por desatención, y sí podemos promocionar su valor con la siguiente secuencia:
La toma de conciencia. Solo la parte iluminada de la razón puede observarse y examinarse, y por tanto, mejorarse. La salud mental es un activo que hay que preservar.
"Hay que extender la idea de que la mente puede fallar, y esto es completamente natural"
La autoestima. La sensación de rechazo permea en la autopercepción de la persona, quien termina aceptando que es un “bicho raro”. Hay que extender la idea de que la mente puede fallar, y esto es completamente natural. Una visión positiva de la salud mental ayudará a mucha gente a salir de su aislamiento.
El autoconocimiento. Es así, cuanto más conocimiento tengamos, mejores respuestas tendremos. Así, hasta llegar a ese momento mágico que es el entendimiento, cuando lo complejo se hace simple, cuando lo inexplicable tiene ahora explicación.
La participación, la responsabilidad. La mente funciona con la experiencia y la información que recogen los sentidos. Solo interactuando con el entorno podremos vencer las limitaciones. Muchas veces las limitaciones son imaginarias; son como espejismos: si las afrontas, desaparecen.
En un modelo basado en la promoción trabajaremos según una escala de calidad. Cuanto más vigor tenga la condición positiva, mejor preservaremos la constante de salud mental.
Dada la creciente escasez de medios médicos, y dados los fatales pronósticos de prevalencia de problemas de salud mental, el modelo de promoción se perfila como la solución más práctica y realista.
Solo si atendemos a la salud mental en su justo valor, nuestro signo será la evolución natural hacia el bienestar.
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