El Ministerio de Cultura publicó ayer por fin la licitación de las obras del Centro Integrado del Brull, en el que cuando esté en funcionamiento a pleno rendimiento se formará un millar de jóvenes desde Infantil hasta Bachillerato. Aunque llega con mucho retraso tras años de dilaciones es una buena noticia que se confirme con un horizonte más o menos cierto la construcción del que será el primer colegio (no solo) que se levante desde cero en la ciudad desde los años ochenta.
El Gobierno central prevé dedicar algo más de 18 millones de euros a un proyecto cuyo plazo de ejecución es de 36 meses. Con un periodo medio de tramitación de medio año para este tipo de concursos, las obras no arrancarán presumiblemente hasta mediados del año próximo y el centro no estará en condiciones de abrir en el mejor de los casos hasta el curso 2026-2027.
Incluido en el Plan Integral de Desarrollo Socioeconómico con uno de los presupuestos más elevados, el Centro Integrado del Brull debe ser algo más que un equipamiento educativo para el entorno en el que se ubicará, muy cerca del Campus y en un entorno de expansión del centro que tiene que contribuir a impulsar.
El Ministerio de Educación debe trabajar desde ya para asegurarse de que, cuando las obras hayan concluido, todo esté preparado también desde el punto de vista de los recursos humanos para que su aprovechamiento sea máximo desde el primer día.
La ciudad no puede permitirse nuevos fiascos parciales como el de la prisión de Loma Mendizábal, que sigue con buena parte de sus dependencias baldías y cerradas, o la Manzana del Revellín, a la que le ha pasado algo parecido.