El arte como canal de aprendizaje e inclusión. El concepto, acogido por el CEIP Ramón y Cajal de Ceuta desde 2001, ha dado sus frutos tras años de aplicación y de esfuerzos por parte del profesorado. El colegio ha recibido la medalla de honor de la Fundación Yehudi Menuhin en su XXV aniversario.
La noticia llegó al equipo directivo de forma inesperada. De hecho, los docentes creían en ese momento que no era la única institución que recibiría una distinción. Sin embargo, cuando aterrizaron este miércoles en Madrid, fueron conscientes de que solo había un premio.
“Lo supimos por correo electrónico unos cuatro días antes del acto de entrega. Fue una sorpresa. Pensábamos que iban a asistir más centros ya que son casi 300 en esta iniciativa a nivel nacional”, explica Antonio Bravo, director de la escuela local.
Las razones por las que han tenido este motivo de celebración son su antigüedad dentro de esta estrategia y cómo han adaptado esta filosofía a todos los ámbitos del plan de estudios.
Punto de inflexión
El colegio ha experimentado una considerable evolución en este sentido. Sus primeros años de recorrido se ciñeron solo a las visitas de los artistas proporcionados por la fundación, pero, a partir de 2014, le dieron un vuelco a esta práctica. “Hace diez años nos dimos cuenta de que incorporar una especie de museo ayudaría más que esta sesión con los expertos que venían”, comenta.
A través de este nuevo proyecto, el arte se implantó en todos los rincones de las aulas y en todas las actividades a desarrollar. Su finalidad no es meramente estética o educativa, da un paso más allá. Trata de tender puentes para infundir valores de tolerancia en el alumnado. “Es una herramienta para fomentar la cohesión, la inclusión y para evitar la violencia, el racismo… También promueve la colaboración y la cooperación. Es lo que pretendemos inculcar a diario”, expresa.
Cada año convierten la escuela en una especie de galería de exhibiciones itinerante. La temática cambia en cada curso y versa sobre distintos aspectos. A este eje central se suman otras iniciativas como la producción de películas, desde el guion hasta la grabación. “No es lo mismo trabajar la lengua con una redacción a que el propio niño tenga que componer un escrito de este tipo, leerlo y ensayando”, manifiesta.
Los maestros reciben formación de los artistas que pasan por el CEIP para tener todos los conocimientos necesarios e introducirlos en su metodología. Las familias también forman parte del proceso e incluso participan en talleres, como, por ejemplo, de yoga.
Anuncio recibido con alegría
Este anuncio ha sido para ellos una enhorabuena para todos sus años de dedicación. “Es una alegría, pero también una carga más. Esto nos indica que debemos seguir trabajando y no parar”, incide.
El ‘Ramón y Cajal’ está a la espera de que se saquen a licitación las obras para habilitar su aula del futuro, una técnica que ya está implantada en el mismo, pero que no cuenta con el lugar idóneo para su desarrollo. Se sirven de este proyecto para generar sus propuestas artísticas de modo que, ambos programas, van de la mano.
“Estamos pendientes, pero eso no nos ha quitado de tener una pequeñita de andar por casa. La hemos montado con el material que tenemos y el que hemos pillado”, señala. Sin embargo, una vez esté ejecutada la reforma, será una facilitad para llevar a cabo este tipo de actividades. “Cuando tengamos las instalaciones en condiciones, eso beneficiará a los estudiantes porque todo quedará centralizado”, concluye.
Una comitiva de la plantilla, formada por Antonio Bravo, director; Rocío Fuentes, jefa de estudios y María José Vizcaíno, maestra coordinadora de primer ciclo, fue la encargada de hacerse con este premio en el edificio Caixa Fórum de la capital española.
