El
Grupo Parlamentario Popular ha presentado una moción
en el Senado para instar al Ejecutivo de Pedro Sánchez a “la construcción de diversas infraestructuras
educativas en Ceuta”. Las necesidades son muchas y las inversiones de calado pocas o ninguna, pero algunos incumplimientos son especialmente chillones.
El Plan Integral de Desarrollo Socioeconómico de la ciudad aprobado por el Consejo de Ministros en octubre de 2022 contemplaba una inversión de 80 millones de euros para la denominada
‘Ciudad de la FP’ y otros 18,2 para
el Centro Integrado del Brull, pero casi un año y medio después los dos parecen haber desaparecido de la agenda gubernamental. El
Gobierno de Vivas se ha comprometido a dar al Ministerio de Educación. Formación Profesional y Deportes (
MEFPyD) los terrenos del antiguo Hospital Militar para el macroproyecto de impulso de la Formación Profesional, del que nada se sabe, pero no será por el suelo. Tampoco cabe argüir esa excusa con el otro, retrasado por mil y una vicisitudes, y que tampoco avanza tras su primera licitación, que quedó desierta y pendiente de reevaluación por parte de Tragsa. El próximo mes de marzo se cumplirán seis años escuchando al Gobierno central decir que su ejecución es “prioritaria” (aunque no tanto como las del nuevo Colegio Español de Rabat). Son dos ejemplos paradigmáticos de la parálisis que atenaza no solo al MEFPyD, pues la Gerencia de Infraestructuras que debería impulsar esos proyectos depende en realidad del Ministerio de Cultura. Más allá de esas dos infraestructuras, la Junta de Personal Docente No Universitario de Ceuta considera que la Administración General del Estado debería ser mucho más ambiciosa y realista y acometer la construcción de dos colegios (el último levantado de cero lo fue en los ochenta), un par de institutos (el más reciente es el IES Clara Campoamor), un Centro Integrado de Formación Profesional y un Conservatorio Oficial de Música.