Pero no por esas pelotas que ustedes están pensando. No. Por pelotas del ‘me apunto a dar la vuelta al Hacho con el presi’ o ‘voy a empezar a darme golpes en el pecho cada vez que se mente al partido’. Por eso, por pelotas, más de uno conseguirá su sueño de verse incluido en las listas y así comenzará una época de victorias logradas que satisfacen al colocado y a sus seres más allegados. Porque en política, ustedes me dirán, ganan los colocados y los que están a su lado. Por eso la historia reciente se escribe a base de escándalos. Tal es así que hay que hacer hasta leyes para fomentar la transparencia e incluso hay partidos que inventan un decálogo para no ‘meter la mano’, vamos, para no ser demasiado chorizos. ¿No hemos caído en una esquizofrenia colectiva? Pues sí, eso parece. Por eso el mundo no avanza, por esto topamos con seres de otros planetas que tienen entre manos la administración de los bienes públicos pero que no saben cómo carajo hay que administrarlos. Eso sí, para salir en la foto y decir cuatro frases mal aprendidas son los primeros.
Por pelotas está hecha la vida política, por pelotas se van nutriendo los ministerios y por pelotas van creciendo los partidos políticos, que se afanan todavía en meternos por los ojos y por lo que no son los ojos eso de la derecha y la izquierda. ¿Es que todavía hay quien se cree la O del PSOE?, ¿o hay quien piensa que en el PP todo es centro?
Las ideologías murieron en el momento en que la política se transformó en un negocio, con la connivencia de sindicatos subvenciones y de federaciones supuestamente reivindicativas que terminan haciendo lo que quiere el poder para seguir cobrando del dinero público. Las huelgas ya no son huelgas y las quejas están prostituidas porque están hechas por otros pelotas que por pelotas (estas sí son las que ustedes piensan) terminarán entrando en el juego.
Nos queda por ver tanta parafernalia y tanta promesa junta que a más de uno se le van a encoger las pelotas sólo de pensarlo.