La Iglesia Católica de Ceuta y personas afines, además de un refugiado, destacan la labor humanitaria y social en la atención a los inmigrantes.
El papel “esencial” de la Iglesia Católica en Ceuta en la atención de los inmigrantes, puesto de relieve en el Salón de Grados del Campus Universitario de Ceuta. De tal manera, y coordinados por el padre Cristóbal Flor, párroco de Nuestra Señora del Valle, la hermana Paula, de las Carmelitas Vedrunas; Maite Pérez, del centro de San Antonio; la hermana Paloma, de las Hermanitas de Jesús, así como un inmigrante, además de las palabras del propio párroco, analizaron en la tarde noche de ayer la labor de la Iglesia Católica en el drama que puede llegar a ser la emigración, sobre todo la obligada por una vida precaria y pobre.
El acto fue presentado bajo el lema ‘Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta del Evangelio de la Misericordia. La iglesia de Ceuta y la inmigración’ y acudieron fieles y vecinos de la ciudad.
“Todas las personas, con independencia de sus creencias, tienen derecho a ser atendidos, a vivir una vida digna, a ser recibidos por la Iglesia Católica”, destacó el padre Cristóbal, quien asimismo señaló que “una sociedad auténticamente humana tiene que mirar a las personas y dar asistencia social, sanitaria y educacional”.
“Esta charla intenta sensibilizar a los fieles cristianos y demás ciudadanos sobre esta problemática, así como ofrecer una respuesta a este problema desde una visión evangélica de la vida”, explicó el moderador de la charla, el padre Cristóbal Flor, al tiempo que indicó que el acto ha querido estar unidos a dos citas anuales a las que acude la Iglesia Católica cada enero y febrero: la jornada mundial de la inmigración y la campaña del hambre de Manos Unidas.
El párroco de Nuestra Señora del Valle dijo también que “la Iglesia en Ceuta ha respondido desde hace muchos años a la inmigración, realizando acciones y ayudas muy variadas que van desde la asistencia jurídica a clases de español y pasando, sobre todo, por el gran fundamento de esta cuestión: reconocer la dignidad de las personas. La Iglesia acoge a las personas que vienen a nuestra ciudad porque están una situación de debilidad y los acoge sea cual sea su creencia. La Iglesia no distingue entre legal o ilegal”, relató.
Asimismo, todas las personas que intervinieron en el acto coincidieron justamente en eso, en el papel que la Iglesia Católica realiza con la inmigración, “muy visibles en lugares como Ceuta” y, al unísono, abogaron por que “haya una mayor conciencia social con personas hechas a imagen y semejanza de Dios, personas con necesidades que no se deben y no se pueden obviar”.
En este sentido, se puso también de manifiesto la doctrina social de la Iglesia, “que acoge a los necesitados y que no olvida a quien emigra”. “Nosotros mismos, los españoles, hemos emigrado en muchas épocas y lo seguimos haciendo, de ahí que no nos debe parecer un fenómeno extraño, si bien las personas que llegan a Ceuta desde países africanos, lo hacen en peores situaciones obviamente”, razonó la organización, que también recordó que “Jesús fue un emigrante”.
Por último, el emigrante que intervino corroboró la labor social y humanitaria que realiza la Iglesia Católica en general, y en particular en Ceuta, que es la ciudad a la que llegó, con necesidades, y en la que fue acogido y atendido.