El portavoz de campaña del PP nacional, Borja Sémper, visitó ayer Ceuta para hacer campaña con sus compañeros locales y realizar un alegato en favor de lo que él denomina “política edificante”, aquella que no intenta sacar rédito de la confrontación y la división y que cree que es posible el entendimiento entre diferentes para construir un futuro mejor para toda la sociedad.
Más allá de siglas, el mensaje del político vasco, que empezó a significarse públicamente en defensa de la democracia en medio del terror de ETA a los 16 años y ha pasado por todos los niveles de la política en España, es valorable por su aprecio de principios en los que deberían converger todos los partidos democráticos que concurren a unas elecciones.
Una de esas enseñas es la responsabilidad de quienes están en las instituciones a la hora de asumir que desde ellas no se deben solo a sus afines o a aquellos a los que les han votado, sino al conjunto de la ciudadanía.
Igualmente apreciable es su apuesta por “un proyecto común y compartido de sociedad y convivencia” en la asunción por todos de los mismos derechos y deberes dentro de lo que establece la legislación que no conduzca a “el enfrentamiento, el choque y el hambre”, como ha sucedido en distintos lugares del mundo.
Es en el “respeto al adversario” y en “entender que solo entre diferentes podremos avanzar hacia el futuro en un mundo cada vez complejo y lleno de oportunidades” en el mínimo común denominador en el que deben encontrarse los políticos, especialmente en territorios con la singularidad de Ceuta, en la que ese marco se erige en especialmente relevante para que la convivencia supere diferencias y la voluntad de caminar juntos se imponga a quienes encienden o avivan cualquier incendio.