Tenían claro cuál era su cometido: no desalojar a ninguno de los vecinos de sus viviendas, pero las circunstancias les obligaron a reconsiderar su intervención en el incendio en la barriada Juan Carlos I.
“Fueron los primeros en llegar y cuando uno de los vecinos les dijo que en una de las puertas había una mujer gritando muy nerviosa, tomaron la decisión de intervenir”, explicó el responsable de la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Policía Local, Felipe Escriña.
Pese a la ingente cantidad de humo en las escaleras y las dificultades para respirar, los dos policías no dudaron en alcanzar la vivienda y rescatar a la madre y a su bebé de nueve meses. “Llamamos a la puerta pero la mujer no nos entendía porque es marroquí. Ante nuestra insistencia abrió, pero la volvió a cerrar. Seguimos llamando porque vimos que en la casa había humo y, finalmente, nos dejó pasar”, relató uno de los agentes que intervino en el rescate.
Una vez en el interior de la vivienda, y ante el nerviosismo de la madre que no cesaba de repetir “la niña, la niña, la niña”, los agentes se dirigieron a uno de los dormitorios donde encontraron a la pequeña. “La envolvimos en una toalla húmeda y en una manta y sacamos a ambas a la calle”.
Su rápida intervención evitó lo que podía haber terminado en tragedia. “Son decisiones de dos segundos porque no da tiempo a reaccionar. Tuvimos que romper el protocolo y en ese momento actuamos como nos salió del corazón: más que como policías como personas” .
Madre y su hija respiran ya tranquilas gracias a la rápida decisión y la valentía de estos agentes.