La Plataforma Feminista de Ceuta también se sumó, con una concentración, a los actos conmemorativos por el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia de Género. El paseo del Revellín fue el lugar elegido por la plataforma para lanzar un duro mensaje contra la violencia machista.
“Las mujeres y los hombres feministas que suscribimos este texto declaramos nuestro más firme rechazo a todo acto de fuerza, intimidación, poder o abuso ejercido contra nosotras por el simple hecho de ser mujeres”, leía Paloma Fernández, presidenta de la Plataforma feminista de Ceuta.
En su manifiesto, ahondan en temas como el patriarcado que dice redundar en nuestra sociedad y el perjuicio que éste conlleva para poder llevar una vida igualitaria entre hombres y mujeres. “Sabemos que todos los hombres y mujeres vivimos en una sociedad patriarcal que está diseñada para el control y sometiendo de las mujeres por roles jerarquizados tradicionales, y últimamente se habla sin embargo de que existe ya la igualdad”.
Para esta asociación no pasó desapercibido las corrientes que niegan que existe esa desigualdad, advirtiendo que se trata de un mensaje que no se deber normalizar, puesto que reivindican que no se puede obviar que existe un problema real en materia de violencia de género que hay que abordar.
“Hay una corriente importante que incluso niega la violencia machista y nos estamos acostumbrando a escucharlo. Estamos normalizando un discurso negacionista que a nadie beneficia. si seguimos así, volveremos al punto donde nos hallábamos en 2004 y desandaremos todo lo avanzado. Y lo verdaderamente peor de todo es que entonces habrán conseguido su propósito, que no es otro que invisibilizar la violencia de género”, expusieron en este mismo manifiesto.
Como todos los colectivos que en este 25 de noviembre se han concentrado o han expresado su sentir respecto a este tipo de violencia contra la mujer, desde la Plataforma Feminista exigen que la erradicación de la violencia de género sea una cuestión prioritaria en la agenda política, ya que está en juego la vida de las mujeres, es decir, la mitad de la población.