La arrolladora hegemonía cultural del neoliberalismo se sustenta sobre la configuración de un “sentido común de la época” que impregna la vigente forma de interpretar el mundo y termina imperando en todas las relaciones sociales. La eficacia de este modo de dominación estriba en que las personas creen obrar conforme a sus intereses cuando, en la realidad, están poniendo su vida al servicio de causas completamente ajenas, cuando no abiertamente hostiles.
Así está sucediendo con la enfática exaltación del concepto de “emprendedor”. Se ha desencadenado una furibunda ofensiva para convencer a estas generaciones de que su objetivo en la vida debe ser convertirse en un emprendedor. Los emprendedores son una nueva estirpe de individuos modernos perfectamente incardinados en una sociedad competitiva en la que el esfuerzo personal, debidamente gestionado, es capaz de romper todas las barreras imaginables hasta alcanzar la gloria en forma de éxito. Todo ello acompañado de una amplia gama de frases (consejos) de auto ayuda cuya aplicación práctica nos transforman en una serie de invencibles superhéroes.
Esta construcción intelectual es, evidentemente, una tremenda falacia que no contiene ni un ápice verdad. Si quieres (la inmensa mayoría de las veces) no puedes. Cuando persigues tus sueños (la inmensa mayoría de las veces) sólo recibes una bofetada tras otra. Así se puede apreciar con claridad desde un mínimo sentido de la observación de la realidad. Pero es que, además, está científicamente demostrado y acreditado. El noventa por ciento de personas de extracción social humilde, mueren pobres. El noventa por ciento de individuos que nacen en familias acomodadas, muere rico. Ese deslumbrante “ascensor social” (que sin duda existe como excepción) y que tanto se exhibe como referencia de éxito de nuestra civilización, es, en realidad, una anécdota incapaz de explicar y/o determinar las dinámicas sociales.
“Lo que el en fondo se persigue es potenciar el egoísmo y la insolidaridad, aislar al individuo, satanizar la acción colectiva y de este modo abortar toda posibilidad de cambio perpetuando el sistema”
Si esto es así, ¿por qué tanto empeño en su implantación en el imaginario colectivo? Nada que proceda del poder es inofensivo o baladí. La trampa consiste en que todas las personas terminen asumiendo que su posición en la sociedad depende de ellos mismos. Si alguien no encuentra trabajo, o encuentra uno precario que le impide vivir con dignidad, la culpa no es de un sistema injusto en su propia concepción estructural, sino de “uno mismo” que no ha sabido “gestionar adecuadamente” su vida y sus intereses. Lo que el en fondo se persigue es potenciar el egoísmo y la insolidaridad, aislar al individuo, satanizar la acción colectiva y de este modo abortar toda posibilidad de cambio perpetuando el sistema. Porque una persona sola, intentando “cumplir sus sueños” no puede cambiar absolutamente nada.
Pero lo que resulta terrible, y descorazonador, es que esta estrategia de inculcar el emprendimiento como valor social por excelencia, empieza a traspasar los muros de la escuela. Los nuevos textos educativos, lo currículos, las programaciones y las actividades docentes en general, empiezan a estar empapadas de “emprendimiento”. Estamos asistiendo a un sutil (subliminal) proceso de adoctrinamiento ideológico radicalmente contradictorio con los principios que informan la educación pública en un estado social y democrático que propugna la igualdad como un valor superior (así nos define la Constitución). Los docentes tenemos que evitar que, de manera involuntaria y subrepticia, nos conviertan en instrumentos al servicio de una ideología concreta por poderosa que esta sea. “Cumplir sueños” es una meta magnifica. Pero lo ideal es luchar juntos para lograr que todos tengan esa misma oportunidad.
Felicidades por el texto
Siempre lo explica el mudo lo ve el tuerto y lo oye el sordo. ¿quiénes son su ejemplo a seguir? ¿Liberados, políticos y funcionarios?
Todos lo que representa una forma de ver y entender la vida de forma distinta, en la que el esfuerzo personal sea un concepto positivo trae de cabeza a fascistas y comunistas.