Se estima que el 2-2,5 de cada 1.000 nacidos en España tiene parálisis cerebral, es decir, 1 de cada 500 personas. El total de españoles con parálisis cerebral es de 120.000. El 94% se originaron en el seno materno o durante el parto.
La parálisis cerebral (PC), a menudo llamada también parálisis infantil, es la discapacidad motora más común en la infancia, que afecta el cerebro (cerebral) y la forma en funcionan los músculos (parálisis) . Los niños con parálisis cerebral tienen problemas con el tono muscular, lo que afecta a su equilibrio, postura, y su habilidad para caminar y moverse. A diferencia de otras afecciones médicas que pueden afectar al movimiento, en la parálisis cerebral el problema no está en sus músculos o nervios, si no que existe un daño del cerebro en sí, a menudo por una patología conocida como la leucomalacia periventricular, afectando su capacidad para controlar sus músculos. Muchas personas con PC también tienen afecciones relacionadas, como convulsiones (epilepsia), discapacidad intelectual, problemas de audición, alimentación o habla, cambios en la columna y problemas en las articulaciones.
Tipos de parálisis cerebral
Hay cuatro tipos de parálisis cerebral:
Espástica: este es el tipo más común, que afecta a alrededor del 80% de las personas con PC. Involucra músculos rígidos debido al aumento del tono muscular, creando movimientos incómodos. Hay tres subtipos de CP espástica: diplejía / diparesia espástica (afecta principalmente a las piernas), hemiplejía / hemiparesia espástica (solo afecta a un lado del cuerpo) y cuadriplejia / cuadriparesia espástica (afecta los brazos, las piernas, la cara y el tronco) .
Disquinética: este tipo implica dificultad para controlar el movimiento, particularmente en los brazos, piernas, pies y manos, porque el tono muscular cambia con frecuencia, de estar demasiado contraído (hipertónico) a estar demasiado relajado (hipotónico). La cara y la lengua también pueden verse afectadas, haciendo difícil hablar, tragar y chupar.
Atáxica: el equilibrio y la coordinación se ven afectados por este tipo de PC, lo que hace que sea potencialmente difícil escribir, caminar o correr y saltar.
Mixta: algunas personas tienen síntomas de más de un tipo, más comúnmente espástico y discinético.
Síntomas de la parálisis cerebral
Las personas con parálisis cerebral a veces pueden tener síntomas muy leves, como mostrarse torpes cuando corren. Otros pueden tener síntomas más graves, como no poder caminar, no poder hablar o tener una discapacidad intelectual grave, y pudiendo necesitar cuidados de por vida.
Los síntomas pueden no ser notables durante muchos meses. De hecho, las manifestaciones leves de parálisis cerebral pueden no detectarse hasta que el niño tiene varios años. Los síntomas de parálisis cerebral que pueden advertirse incluyen:
Los primeros signos de parálisis cerebral en bebés
Causas
La lesión cerebral que causa la parálisis cerebral a veces ocurre temprano en el embarazo, mientras el cerebro del bebé aún se está desarrollando. También puede ocurrir mucho más tarde en la gestación, durante el parto, o con menos frecuencia, temprano en la vida del bebé.
Algunas causas comunes de parálisis cerebral son:
Condiciones genéticas.
Desordenes metabólicos.
Meningitis bacteriana.
Infecciones prenatales como toxoplasmosis, parvovirus humano, rubéola, citomegalovirus, herpes, sífilis, etc.
Sangrado en el cerebro.
Falta de oxígeno en el útero debido a problemas con la placenta.
Kernicterus (ictericia severa).
Lesión craneal.
Ictus
Abuso infantil y síndrome del bebé sacudido.
Diagnóstico
El diagnóstico de parálisis cerebral generalmente se realiza cuando un padre o pediatra se da cuenta de que un niño no está cumpliendo con sus hitos de desarrollo físico y/o conductual. Su pediatra también puede notar durante un examen físico que su hijo tiene problemas con su su tono muscular o reflejos. Entonces ¿cómo se diagnostica la parálisis cerebral? Además de un examen físico, las pruebas que a veces son útiles cuando se evalúa la parálisis cerebral en un niño incluyen una tomografía computarizada (TAC) y/o una resonancia magnética (MRI) del cerebro del niño. También se pueden hacer otras pruebas si se sospecha una causa genética, metabólica o infecciosa de la parálisis cerebral.
Tratamiento
Aunque no hay cura para la parálisis cerebral, no empeora e incluso puede mejorar con el tratamiento.
Esto puede incluir: terapia física, ocupacional o del lenguaje, audífonos, gafas, medicamentos (a veces pueden ayudar en los síntomas más severos, como la espasticidad muscular, las convulsiones, e incluso el babeo), cirugía en tendones o articulaciones rígidas, o cirugía para corregir el estrabismo (ojo cruzado).
Además de la terapia, los niños con parálisis cerebral moderada o severa pueden necesitar dispositivos de asistencia para moverse, como aparatos ortopédicos, un andador o una silla de ruedas. Otros tipos de tecnología de asistencia también pueden ayudar a los niños con parálisis cerebral severa a comunicarse y realizar tareas diarias, como dispositivos de comunicación de alta tecnología.
Si usted es el padre de un niño que ha sido diagnosticado con parálisis cerebral, tomará algún tiempo adaptarse al diagnóstico. Esto es perfectamente normal. La aceptación del diagnóstico, ayudar a su hijo a establecer objetivos, minimizar el estrés, mantener una actitud positiva, educarse sobre la parálisis cerebral y ser un defensor de su hijo, son formas saludables de afrontamiento.
Si es un adulto con parálisis cerebral, existen muchas estrategias para ayudarle a vivir la vida al máximo. La tecnología ha recorrido un largo camino y puede incrementar su independencia y su red social. Pida ayuda a amigos y familiares si la necesita. Considere unirse a un grupo de apoyo si necesita hablar con otras personas que entienden por lo que está pasando. No importa el grado de los síntomas, las buenas habilidades de afrontamiento son esenciales para vivir bien.
Cuidar a un niño con parálisis cerebral conlleva su propio conjunto de desafíos. No sólo tendrá dificultades para moverse, sino que también puede tener otras afecciones relacionadas, como epilepsia, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o dolor. Todos estos problemas pueden contribuir a serios problemas de comportamiento y a dificultades en la con los compañeros. Es importante implementar estrategias para ayudar a su hijo a tener éxito en la escuela, en el hogar y en la vida, así como comenzar a planificar el futuro de su hijo como adulto. Afortunadamente, hay abundantes recursos para ayudarlo a navegar en cada etapa de la vida a medida que avanza.
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