El regreso de familias marroquíes que dejan su lugar de origen para volver a Europa en el marco de la llamada operación Marhaba se ve enturbiada por los casos protagonizados por aquellos que aprovechan para ocultar hachís en sus vehículos en el cruce a Ceuta.
En esta última semana tanto agentes marroquíes como la Guardia Civil, cada uno en su zona de competencia, han decomisado pequeños alijos de droga escondidos en dobles fondos. Todos tenían en común su pretendida introducción en el mercado europeo.
En el lado marroquí de la frontera, denominado Bab Sebta, las fuerzas aduaneras y policiales frustraron la entrada en Ceuta de al menos dos vehículos cargados con droga. Uno con 16 kilos, otro con 56. Quedaron inmovilizados sus vehículos y detenidos sus conductores, ambos marroquíes residentes en el extranjero.
Estas intervenciones ocurrían el fin de semana, con motivo de las últimas marchas de vehículos dada la finalización oficial de la Operación Paso del Estrecho. De igual manera la Guardia Civil detenía a dos marroquíes residentes en Bélgica con 200 kilos de hachís.
Un filtro fronterizo exhaustivo
Ambos iban con sus mujeres y 4 hijos cada uno. Se habían puesto de acuerdo para embarcar de forma seguida, ocultando la droga en los mismos depósitos del vehículo para trasladarla hasta Europa. Ahora esperan condena en prisión, al igual que los que fueron detenidos en su propio país de origen.
Ese filtro fronterizo que soporta el tránsito de miles y miles de personas en la operación más relevante coordinada entre España y Marruecos lleva a detectar esas quiebras del orden, esos intentos de comisión de delitos sobre todos los asociados al ámbito de los narcóticos aunque también de la inmigración.
Los controles establecidos en la zona fronteriza no solo han destapado este tipo de delitos sino que también en el caso de España y gracias a los verificadores documentales se ha detectado a gran cantidad de personas a las que les constaba algún tipo de reclamación judicial.