El Ejército, las Fuerzas Armadas, fueron ayer de nuevo protagonistas por partida doble en una ciudad que lo siente como propio y presume de él con orgullo. Primero en las Murallas Reales, donde la Comandancia General organizó con brillantez un acto de jura de bandera para civiles que reunió a cientos de participantes y asistentes. A primera hora de la tarde, en la estación marítima, donde se recibió a parte del contingente del Regimiento de Caballería Montesa número 3 que ha formado parte del contingente español desplazado en misión internacional al Líbano. No es necesario abundar en la indisoluble unidad que sienten mutuamente la institución castrense y la ciudadanía local, pero conviene poner en valor el servicio que la primera hace en todo momento al país.
Durante la pandemia los militares desarrollaron con solvencia cuantas tareas se les encomendaron en el marco de la denominada ‘Operación Balmis’ y en mayo del año pasado dieron un ejemplo al mundo con su trabajo a pie de playa en plena crisis migratoria, salvando vidas entre quienes previamente habían sido engañados o empujados hacia la ciudad autónoma con fines espurios.
Pero no hace falta buscar grandes momentos de desazón a nivel local, nacional o internacional para encontrar modelos de comportamiento en el Ejército, cuyas filas engrosan más de 3.000 personas en Ceuta, donde está a las duras, como en los ejemplos reseñados, y a las maduras, sacando adelante cada año el evento turístico y deportivo más sobresaliente de la ciudad (La Cuna de La Legión) y colaborando con la sociedad civil en todos los casos en los se requiere su apoyo, cooperación que debe continuar y, si es posible, aumentar.