Tras la entrega de la base ‘Gran Capitán’ al Gobierno de Irak en Besmayah el pasado 25 de julio de 2020 y tras dos meses de trabajo, los
militares ceutíes que realizaron esta misión internacional llegaban al puerto de Ceuta tras coger un barco desde Algeciras, a donde llegaron después del viaje desde Irak a Málaga. Tras estar a 5.000 kilómetros de nuestra ciudad estos cerca de 50 ceutíes eran recibidos con los mejores honores y entre besos y abrazos por sus familias y amigos en la estación marítima.
Sin embargo, parece que nadie se acuerda de los 15 militares de la
Comandancia General de Ceuta que se quedaron allí prestando servicio y que se trasladaron a otras bases de Irak para continuar con la misión encomendada.
El pasado 15 de julio esta expedición tenía una nueva misión. Y la tenía tras participar junto a sus compañeros y tropas portuguesas, británicas y estadounidenses, además de españolas, en el marco de la alianza internacional
antiyihadista liderada por Estados Unidos donde España también se ha centrado en adiestrar a soldados iraquíes en la lucha contra el Estado Islámico.
Estos 15 militares ceutíes comenzaron a desplegarse por aquel entonces desde Besmayah a Bagdad, en concreto a las bases de Union III, situado en la Green Zone en el centro de Bagdad (12 militares) y en el Bagdad Diplomatic Support Center (BDSC, 3 militares). El personal de U III formó el National Support Element (NSE) y aportó dos miembros para el cuartel general de la OTAN, en apoyo a las labores de asesoramiento que se están desarrollando en el país. Los militares que se desplegaron en BDSC apoyaron logísticamente al Special Operations Task Group (SOTG), compuesto por personal del Mando de Operaciones Especiales.
Tras la complejidad de las tareas logísticas asociadas al cierre de la Base Gran Capitán, los miembros del National Support Element se enfrentaron al reto de crear desde cero el nuevo Elemento de Apoyo Nacional en la Base de U III, el cual era inexistente hasta el momento.
En sus nuevas localizaciones, el personal de la Comgeceu ha desarrollado también tareas logísticas en apoyo al contingente español en Irak. Con su trabajo, “el NSE ha contribuido, entre otras muchos cometidos, a las tareas de despliegue de la Unidad de Force Protection de la Misión de la OTAN en Irak, los cuales han desplegado recientemente, con personal aportado por el Tercio Duque de Alba II de la Legión”, comenta una de las mujeres de estos militares ceutíes desplegados aún en Irak.
El tiempo de despliegue total del personal desplazado será de algo más de seis meses puesto que su llegada a España está prevista para el próximo 1 de diciembre. 5.000 kilómetros de distancia, de nuestra ciudad a Irak, que en poco menos de un mes se convertirán en cero.
Este grupo de 15 militares son los grandes olvidados por la ciudad en la que están destinados y en cierto modo por su comandancia: “Sobre nosotros no ha publicado nadie nada y eso nos llama la atención”, lamentan. De hecho la Comgeceu en la nota oficial que mandó a los medios dio por retirados a todos los militares, olvidándose de estos 15.
Una misión condicionada
El
COVID-19 también ha condicionado la misión de manera importante con “el seguimiento de los protocolos de protección que marcan las autoridades sanitarias de manera estricta”: la mascarilla.
Tras seis meses de duro trabajo en Irak, bajo unas condiciones meteorológicas extremas con temperaturas que llegaron a superar los 50 grados, se acerca el momento de regresar a casa con la mejor de las sensaciones y la satisfacción del deber cumplido, pero con un sabor un poco amargo de que ese mismo trabajo se haya diluido en el olvido.