Jalid, Mamduh, Tariq, Abdelmoula, Abdelah y Mohamed lograron el pasado 5 de enero acceder a Ceuta a nado rodeando el espigón marítimo del Tarajal tras intentarlo media docena de veces anteriormente sin éxito. Uno por un lado y los otros cinco por otro, estos seis jóvenes gazatíes con 19 o 20 años llevaban en Marruecos, segunda escala de su odisea por sobrevivir, entre tres y doce meses.
Ninguno estaba ya en su tierra el pasado 14 de octubre, cuando Israel inició su última invasión terrestre. Oriundos de la capital de la Franja, Nusairat, Abasan, Jan Yunis y Rafah, a pesar de los casi 3.700 kilómetros que separan la ciudad autónoma de Gaza se hacen una idea de lo más realista de lo que están pasando sus compatriotas.
“En los veinte años que tengo de vida ya he visto allí seis guerras”, lamenta Abdelah, que conoció a sus ahora amigos en el país vecino. Hasta Casablanca llegó vía El Cairo (Egipto) con pasaporte palestino y visado de estudiante, como los demás. Una vez en el Reino alauita se dirigió al norte y el grupo se terminó de conformar en Río Martil.
Abdelah, inmigrante palestino: "En los veinte años que tengo de vida ya he visto seis guerras en mi tierra"
Los seis chicos tienen cita con la Policía Nacional para formar sus solicitudes de protección internacional en España durante las próximas semanas y en el CETI valoran la asistencia letrada que les ha ofrecido ya la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) a través de su letrada, Elena Iglesias, cuyo trabajo agradecen con efusividad.
En la última década, España ha recibido más de 6.000 solicitudes de protección internacional de personas procedentes de Palestina. Durante el último cuatrienio ha rechazado más de 2.000, según los datos de la Oficina y Asilo y Refugio dependiente del Ministerio del Interior.
En su caso desearían radicarse en España, un país “de acogida” al que querrían “devolver con nuestro esfuerzo lo que ya nos está dando”. Aunque solo uno había iniciado estudios superiores (de Ingeniería Informática) antes de abandonar Gaza, todos anhelan y no se les cae de la boca la posibilidad de formarse. Jalid, que concluyó un Bachillerato Científico, querría inclinarse por Medicina. Tariq, por otra ingeniería.
Jalid, inmigrante palestino: "Para contactar con Gaza un conocido tiene que conseguir cobertura egipcia"
“Todos”, resumen, “hemos huido para sobrevivir en busca de futuro, de la posibilidad de aprender...”. Todos, también han perdido familiares directos durante la última invasión israelí y en otras previas. Ahora varios llevan “hasta un mes y medio” sin poder tener noticias directas de cualquiera de sus allegados.
“En muchos casos”, apunta Jalid, “la única posibilidad de contactar con Gaza pasa por que un conocido logre coger la cobertura de telecomunicaciones egipcia, pero eso no es nada sencillo”.
En el CETI de El Jaral aprecian el “buen trato” y el “respeto” con el que son tratados. En la calle se han quedado “gratamente sorprendidos” por la hospitalidad caballa. “A veces vamos a una tienda y cuando se saben que venimos de Gaza no quieren cobrarnos”, explican. Desde Ceuta reclaman “que pare la guerra, se levante el estado de sitio y podamos soñar con vivir en nuestra tierra y desarrollarnos en ella”.
“Ahora mismo es desesperante no saber si a nuestros seres queridos les puede haber pasado lo peor y nosotros ni siquiera lo sepamos porque en Gaza ya no hay ningún lugar seguro, ni los que dependen de Naciones Unidas o la Cruz Roja”, apostilla Mohamed al borde de las lágrimas.
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