La seguridad es uno de los aspectos que ha primado en la rehabilitación llevada a efecto en la carretera de García Aldave, concretamente en el tramo de un kilómetro y medio comprendido entre el Mirador de Isabel II y el Monte de la Tortuga. Ha sido una premisa en la actuación ya que, a la obra de mejora del firme, se suman distintos aspectos que mejoran la seguridad de los ciudadanos que recorren la zona, no solo conductores de vehículos, sino también usuarios de ciclomotores y bicicletas.
Uno de los cambios encaminados a lograr este aumento de seguridad, especialmente entre los ciclistas, se ha logrado con la sustitución de las antiguas cunetas por otras de las denominadas ‘cajón’ que, al adoptar forma de V, reduce los obstáculos a los que se enfrentan los usuarios de las bicicletas que transitan por la zona.
La escasa iluminación en el área ha llevado a adoptar la decisión de pintar la señalización vial, tanto horizontal como vertical, con spray reflectante, permitiendo así que los conductores vislumbren la carretera y reduciendo las posibilidades de accidentes ante una escasa visibilidad. Para ampliar la iluminación, también se han instalado captafaros en las líneas laterales y en las biondas, lo que permitirá guiar a los conductores en horas de visibilidad reducida o nocturna.
La dirección facultativa confía en continuar la obra al recorrido total de ocho kilómetros
El proyecto también contemplaba una bionda de madera, acorde con el entorno, y que se ha instalado a lo largo de todo el recorrido rehabilitado. Este material sustituye a los antiguos ‘quitamiedos’ de acero que suponían un grave riesgo para los motoristas que pudieran impactar contra ellos. Se logra así una antigua reivindicación de este colectivo que, desde hace años, demandaba la retirada de unos elementos que ha llegado incluso a costar la vida a los aficionados a las motos.
Varias han sido las señalizaciones que se han colocado a lo largo del tramo intervenido. Un cartel indicando el nombre del mirador, una señal anunciando el paso de ciclistas y una nomenclatura específica de la carretera: CE-A2.
El muro de mampostería que bordea la carretera se ha elaborado con el material obtenido del desmonte acometido en los taludes para evitar derrumbes en época de lluvias. Además, la tierra sobrante de esta intervención se ha destinado a la recuperación de la ladera de bajada al pantano.
Aunque la obra realizada se ha extendido a lo largo de 1,5 de los ocho kilómetros de García Aldave, la dirección facultativa confía en terminar la totalidad de los tramos en próximas actuaciones.