El programa de control de gaviotas que coordina Obimasa y se encuentra externalizado en la UTE Athinsa-Ecoceuta ha registrado este año menos avisos, según comentaron fuentes de la empresa municipal: “Existen menos llamadas por lo que parece que está planteando menos problemas. Una de las posibles razones es que entre la población están calando las medidas de prevención”.
El servicio que se realiza desde la Consejería de Medio Ambiente consiste fundamentalmente en la retirada de los nidos y los huevos para su destrucción y el de los ejemplares jóvenes que son o bien soltados a un área natural o criados en el Centro de Recuperación de Animales existente en las propias instalaciones de Obimasa.
Aunque las colonias de cría más numerosas continúan en los acantilados del Monte Hacho, la opinión generalizada es que desde el cierre del vertedero de Santa Catalina la población se ha desplazado al núcleo urbano buscando nuevas fuentes de alimentos: “El número ha descendido desde entonces. Hay menos pero son más molestas y cuando defienden su nido, sobre todo en los primeros días de cría, tienen comportamientos agresivos”.
Uno de los problemas que plantean las poblaciones tanto de gaviotas como de palomas es la cantidad de excrementos que generan que pueden llegar a ocasionar daños graves en inmuebles y edificios históricos y en algunos elementos del mobiliario urbano y las luminarias.
‘Exceso’ de población
Según comentaron en Obimasa es difícil hablar de un “exceso” de población tanto de gaviotas como de palomas: “El problema es que encuentran lugares de nidificación y alimentos suficientes. En un entorno natural sí se puede hablar de que existe un límite con respecto a los recursos que contiene el territorio para la especie pero en un territorio urbano es complicado hablar de exceso de población”.
Pocas vías para descender su número
La eliminación directa de poblaciones de gaviotas y palomas no se contempla porque, en primer lugar, existen “sectores contrapuestos” -dicen en Obimasa- “que piden que se eliminen y otros que no”; y en segundo, su efectividad es escasa ya que las poblaciones se recuperan con facilidad. Existen otros métodos para ahuyentar a las aves y que no nidifiquen en la ciudad, como señales sonoras y figuras con siluetas de depredadores. Sin embargo en Obimasa aducen que los animales “se acostumbran a ellas y al poco dejan de funcionar”.