La evolución urbana de Ceuta ha resultado compleja y atropellada desde comienzos del pasado siglo XX. Hemos pasado de un espacio urbano detenido en el tiempo, durante el largo periodo del penal ceutí, a un desbordamiento poblacional a partir de 1910, fecha en la que coincidieron tres acontecimientos importantes: la abolición del presidio de Ceuta, la construcción del puerto y la entrada de España en la política colonial en el norte de África.
La llegada masiva de personas procedentes de Andalucía para aprovechar las oportunidades de negocio y empleo provocaron un serio problema de acogimiento que derivó en la aparición de numerosos núcleos de barracas e infraviviendas, origen, muchos de ellos, de los llamados patios de Ceuta, que han sido estudiados por José Javier Rivera Ballesteros en un libro de reciente publicación. Uno de los patios más conocidos y céntricos fue el llamado Patio Hachuel. El autor del mencionado estudio sobre los patios ceutíes comentaba en un artículo publicado en este mismo medio “que era una construcción típica y única en Ceuta, pues tenía mucha similitud a las “Corralas” de Madrid y alrededores”.
El patio Hachuel sobrevivió a la profunda remodelación urbana que experimentó Ceuta desde los años veinte, pero fue víctima del tsunami urbanizador que barrió Ceuta a partir de comienzos de los años noventa. Hubiera sido interesante mantener y recuperar este patio para que quedara una muestra de los patios vecinales de nuestra ciudad, tan propios y característicos de una parte significativa de nuestra historia reciente.
Sin embargo, la lógica capitalista no entiende de identidad y cultura. Sólo atiende al principio del máximo beneficio al menor coste. Ésto explica que el solar que ocupó el patio Hachuel hasta su derribo haya permanecido abandonado durante varias décadas esperando una ansiada modificación del PGOU que permitiera ampliar de manera importante el coeficiente de edificabilidad, lo que se traduce en la posibilidad de elevar la altura de los edificios y así obtener más metros cuadrados útiles. Según han informado varios medios de comunicación locales, el conjunto urbanístico que ocupará la zona del desaparecido patio Hachuel dispondrá de 16.500 metros cuadrados, de los cuales 7.500 se dedicarán a setenta y cinco viviendas de una, dos o tres habitaciones; 1.500 de uso comercial y servicio y 170 plazas de aparcamientos.
La infografía que han dado a conocer los diseñadores de la promoción inmobiliaria en la parcela del patio Hachuel muestra un conjunto arquitectónico constituido por dos piezas arquitectónicas con formas poligonales y rectas. La pieza principal se adapta a las líneas parcelarias de los edificios contiguos para aprovechar al máximo el espacio disponible y se eleva dos plantas por encima del edificio colindante, hasta alcanzar los ochos pisos, incluyendo la planta baja. En su azotea han incluido una piscina.
"Por las declaraciones del arquitecto responsable de este complejo urbanístico, el inicio de las obras es inmediato, ya que quieren tenerlo listo para el año 2027"
La otra pieza que formará parte del nuevo edificio, anexo a la Plaza Vieja, presenta un alzado escalonado y un perfil retranqueado que va ganado altura de sur a norte hasta alcanzar cinco plantas, que se asoman a un patio interior estrecho, aunque con una galería inferior que le dará mayor sensación de amplitud, en forma de “U” abierta. En palabras del arquitecto encargado del diseño de este inmueble, el nuevo patio quiere mantener la esencia del derribado patio Hachuel como lugar de encuentro vecinal y comercial.
Por las declaraciones del arquitecto responsable de este complejo urbanístico, el inicio de las obras es inmediato, ya que quieren tenerlo listo para el año 2027. Tan preocupados y sensibles que parecen los promotores de este edificio con la historia de Ceuta no han comentado nada respecto al impacto en el patrimonio arqueológico que supondrá este proyecto constructivo. Están hablando de una zona en el nivel 1 de protección del patrimonio arqueológico y su potencial es enorme. La posibilidad de que aparezcan niveles y estructuras correspondientes a las distintas fases de ocupación de este sector de la Almina es muy elevada. Por este motivo, se requiere una intervención arqueológica extensa en superficie y en profundidad.
La parcela tiene una extensión elevada y un estudio arqueológico de la magnitud del que estamos hablando podría prolongarse durante muchos meses, e incluso años. Tiempo ha habido para acometer esta intervención arqueológica sin prisas y con los medios necesarios para obtener toda la valiosa información histórica que a buen seguro esconde esta céntrica parcela. Nuestra asociación viene reclamando este estudio desde la publicación del primer avance del PGOU aprobado de manera definitiva hace pocos meses. Por si alguien no se había dado por enterado, hemos reiterado nuestra solicitud de que se acometiera una excavación arqueológica en el solar del patio Hachuel en multitud de ocasiones en esta sección de opinión sabatina.
Sabiendo como se sabe, que Ceuta destaca por su importancia arqueológica no es lógico que se empiece a promocionar un complejo urbanístico de las dimensiones del que estamos hablando sin antes haber realizado el estudio arqueológico de la parcela. Parece que de la experiencia cercana del Pasaje Fernández no se ha obtenido ninguna lección. El resultado del aquel proyecto fue la ruina de la empresa promotora, un conflicto político por las características del hallazgo, un litigio entre los promotores de la obra y la Ciudad Autónoma de Ceuta, que acabó en los juzgados, y una expropiación de parte de la parcela para conservar unos restos arqueológicos de los que no pueden disfrutar la ciudadanía.
"Este mando constitucional se tiene que traducir en la exigencia de que se realice un estudio completo y riguroso de toda la parcela con los medios humanos y técnicos que garanticen la documentación de todos los niveles y estructuras que puedan emerger a la superficie"
Desde nuestro punto de vista, se está actuando, de nuevo, de manera irresponsable en cuanto a la gestión del patrimonio arqueológico. La Ciudad Autónoma, competente en materia de patrimonio cultural, tiene la obligación legal de velar por la protección del patrimonio arqueológico. Este mando constitucional se tiene que traducir en la exigencia de que se realice un estudio completo y riguroso de toda la parcela con los medios humanos y técnicos que garanticen la documentación de todos los niveles y estructuras que puedan emerger a la superficie. En ningún caso, los responsables de los trabajos arqueológicos deberían trabajar bajo la presión de los intereses inmobiliarios y de ello se debe preocupar la Consejería de Educación, Cultura y Mujer. No pueden venir ahora con prisas cuando han tenido tiempo de sobra para hacer el estudio arqueológico de la parcela con tranquilidad y sosiego.
Con independencia de la presumible afectación al patrimonio arqueológico de este proyecto constructivo, nos preocupa el impacto en el paisaje urbano del nuevo edificio que se quiere erigir en esta céntrica parcela. Su volumen y altura va a afectar a la imagen del centro de la ciudad incrementando la masificación urbana en la zona de la Almina. Este edificio, por su altura, va a ser visible desde todas las perspectivas que ofrece Ceuta. Supera en dos plantas a los edificios más altos del entorno y por mucho que escalonen la pieza contigua a la plaza Vieja, ésta va a quedar disminuida y ridiculizada ante un mamotreto de hormigón y cristal.
"Este complejo urbanístico, por su diseño, podría encajar en cualquiera de las ciudades modernas del mundo sin que llame la atención"
Edificios como el que se ha diseñado para el solar del patio Hachuel siguen la estela del llamado “estilo internacional” caracterizado por el predominio de la formas rectilíneas, en este caso absoluto; superficies lisas y sin ornamentación; predomino del blanco del hormigón y el negro de las sombras; y, sobre todo, por la ausencia de rasgos estilísticos regionales o locales. Este complejo urbanístico, por su diseño, podría encajar en cualquiera de las ciudades modernas del mundo sin que llame la atención. Incluye, incluso, una piscina en la azotea, que se han hecho tan famosas durante el reciente terremoto en Myanmar y Tailandia.
En una sociedad en la que se lamina la identidad individual y se uniformizan las personalidades, para convertirnos a todos en ávidos consumidores, no resulta del todo disonante un edificio como el diseñado para el patio Hachuel. Allí podrán vivir los pudientes de nuestra ciudad y contemplar desde su azotea comunitaria con piscina al resto de los diminutos mortales, con los que se podrán cruzar en las tiendas de su patio “vecinal”. La inflación egóica también se manifesta en el urbanismo, con estos edificios que buscan la notoriedad y el gigantismo, en vez de respetar su entorno, ser humilde y servir de canal de expresión del espíritu del lugar.
En otros puntos emblemáticos del centro urbano, como el Paseo de las Palmeras, se ha buscado y logrado, con mayor o menor acierto, respetar el estilo arquitectónico de esta importante fachada de Ceuta. ¿Por qué no hacerlo en el caso del patio Hachuel tomando como referencia la plaza Vieja o el estilo del colindante Paseo del Revellín? ¿Por qué no incluso haber adquirido esta parcela para instalar un jardín que descongestionara el densificado centro urbano y trajera algo de naturaleza a la Almina? ¿Cabe en la cabeza de algunos la idea de un punto de encuentro cívico sin que medie una tienda en el que dar rienda suelta al consumismo? Son preguntas que lanzamos a la ciudadanía para que reflexionen sobre el modelo de ciudad que nos quieren imponer y en la que nuestro papel queda limitado al de sumisos espectadores y consumidores.
En pocas palabras, un super mamotreto.
Quitando toda la personalidad al centro que le queda.
En un terreno con cautelas arqueológicas relevantes no debería darse licencia urbanística de edificación hasta que no se realice la actividad arqueológica preventiva de conformidad con la normativa y se obtuvieran sus resultados, comprobando los técnicos municipales que el proyecto para el que se solicita licencia es adecuado a las conclusiones del estudio, para la protección y puesta en valor del patrimonio arqueológico, si eventualmente hubiera hallazgos.