El pequeño kiosco del inicio de la avenida de África lleva más de 60 años en esta vía de Ceuta, aunque cuando empezó a funcionar se ubicaba junto a la rotonda de los Jardines de la Argentina. En este punto comercial trabajaba el suegro de Mari Ángeles Anaya Núñez, hasta que el hombre se jubiló, hace poco más de diez años. El puesto no tiene nombre, aunque los vecinos se refieren al local como ‘el kiosco de Manolo’, por su antiguo propietario.
Mari Ángeles Anaya tenía un salón de belleza: “Me quedé con esto porque si no, se perdía; no había nadie de la familia que pudiera quedarse con él”. El cambio de un trabajo a otro, confiesa la ceutí de 58 años, no fue sencillo ya que las profesiones no tienen “nada que ver”. A pesar del comienzo difícil, Anaya se muestra satisfecha por haber tomado el relevo a su suegro.
En este puesto Anaya vende lotería, la prensa diaria y aperitivos como patatas de bolsa y distintas clases de chucherías. Los sorteos, señala, la hacen sentirse realizada: “Vendes la ilusión todos los días. Cuando ves que a alguien le toca y le hace falta es gratificante”.
Muchas de las personas que acuden para comprar un boleto comparten con Mari Ángeles los motivos por los que lo adquieren. “Yo también digo que soy un poco psicóloga porque llega un momento en el que la gente viene, te cuenta su vida, te cuenta su historia, te cuenta las necesidades que tiene...”, relata entre risas. Su clientela es “bastante amable”, añade, y no le da motivos para que se queje. Hasta el kiosco suelen acercarse muchas personas mayores: “Sobre todo en el tema de la prensa porque la gente joven la lee poco”. Estos compradores de edad más avanzada suelen llevarle pequeños detalles. “A lo mejor es mi cumpleaños y me vienen con un regalito”, ejemplifica Anaya. Y desde que la acompaña su perrita Yara —de cerca de un año— de vez en cuando, también le entregan obsequios para el animal.
Durante el confinamiento Mari Ángeles tuvo que cerrar porque el servicio de Loterías y Apuestas del Estado se suspendió. La ceutí indica que han disminuido un poco las ventas porque todavía hay personas con miedo al coronavirus que evitan el contacto. Aunque es una época difícil, Anaya insiste en que no le ha afectado solo a ella y agradece tener una relación tan familiar con los compradores.