Sus capas oscuras han emergido en la sala. Cinco músicos del pasado con sus instrumentos en mano se han colado en la iglesia de Santa María de África. El sonido de la melodía ha florecido nada más atravesar el dintel del templo, el primero de muchos en el concierto con el que el grupo ha deleitado al público de Ceuta este viernes.
Ataviados con prendas que se remontan a la edad moderna, Ministriles hispalensis ha sido el grupo encargado de dar vida a instrumentos de viento y a su voz. Cantos gregorianos y ritmos con tintes aún del medievo se han expandido por el lugar sacro.
Detrás de cada canción, se ha escondido un mensaje lleno de fe o con un propósito. La actuación ha perseguido, precisamente, rendir un homenaje a la religión a través de las composiciones que ancestros tejieron en el siglo XVI.
Plegaria
Durante su desfile de entrada, los músicos han interpretado una plegaria que le dedicaron a la patrona el año pasado. Justo hace doce meses tuvieron la oportunidad de visitarla y de hacer este gesto de dedicatoria hacia la virgen.
A pesar de ser parte de actividades culturales de la ciudad desde hace un tiempo, hasta ese momento no tuvieron ocasión de ello. Han compartido con los asistentes este recuerdo, que guardan con cariño, para explicar por qué se han decantado por esta melodía para empezar el evento.
“Llevamos tocando desde hace tiempo en los alrededores de la catedral. Fue justo en 2024 cuando pudimos visitarla. Cada vez que veníamos, teníamos el tiempo justo para hacer la prueba, el concierto e irnos, así que, hasta ese momento, no fue posible”, ha detallado uno de ellos.
Sus cuellos blancos, conocidos como lechuguillas, han contrastado con sus ropajes negros. Marcada por un aire de solemnidad, la ceremonia ha transportado a los presentes a otro momento de la historia de la humanidad.
Más allá del dogma, los músicos han dado a conocer datos curiosos acerca de las agrupaciones de esa época. De hecho, han retratado el salto que dio la música en ese periodo. A diferencia de la cronología previa al siglo XVI, los instrumentos y la voz comenzaron a fusionarse. Antes, lo habitual es que estuvieran por separado. Fue en Sevilla donde todo cambió, según ha contado uno de los integrantes. Allí, se comenzó a usar el órgano como compañía al canto.
Tres bloques
La actuación ha girado en torno a tres bloques temáticos, en concreto, Ad missam, enfocado en el género litúrgico; Adoración al santísimo sacramento, centrado en los villancicos de Francisco Guerrero y Ad procesionem, basadas en melodías para salidas procesionales.
Los miembros de la agrupación han cumplido cada uno su función. Algunos instrumentos han reposado cerca de los músicos a la espera de caer en sus manos. Han ido alternándolos, en su mayoría, han sido de viento. A excepción de una pequeña campaña y de otro de percusión, han sido los protagonistas.
Ecos celestiales con frases intercaladas en latín que se han sucedido una tras otra. ntroito Cibavit eos de Johannes Flamingus; el Gradual Oculi omnium de Orlando di Lasso; el Alleluia Caro mea de Francisco Guerrero; Pange Lingua de Juan de Urrede o el Alma si sabes d'amor y Dios han sido algunas de las piezas que han deleitado a los asistentes en esta velada repleta de cultura y de fe.
Al mismo tiempo que han interpretado cada una de las composiciones, han movido sus capas en un suave vaivén. Han seguido el ritmo y se han coordinado para ofrecer una armonía propia de un estudio de grabación.
Sin altavoces ni apoyos, los cinco músicos han conseguido transmitir diferentes emociones a través de los tenues y acogedores sonidos del repertorio seleccionado para la ocasión.