El Ciclo de Música Sacra, organizado por el Instituto Mediterráneo de Cultura en Ceuta, se ha consolidado como una de las iniciativas más relevantes en la ciudad, no solo desde el punto de vista artístico, sino también como un espacio de reflexión y convivencia. En una ciudad tan singular como Ceuta, donde se entrelazan distintas culturas, credos y tradiciones religiosas, este ciclo de conciertos ha representado algo más que un evento cultural; ha sido una oportunidad para conectar con lo esencial, lo espiritual y lo atemporal. En un contexto tan diverso como el de Ceuta, la música sacra se presenta como un punto de encuentro entre distintas tradiciones, generando una experiencia profundamente enriquecedora para todos los participantes.
El concepto de música sacra, entendida como aquella creada específicamente para el culto o la expresión espiritual, ha acompañado a la humanidad desde tiempos remotos. Desde los salmos hebreos hasta los cantos sufíes, pasando por el canto gregoriano cristiano, los corales protestantes o los bhajans hindúes, cada tradición ha encontrado en la música una forma sublime de conectar con lo divino. La música sacra no es exclusiva de una religión en particular, sino que se manifiesta de diversas formas en todas las religiones del mundo. A pesar de que el término se asocia comúnmente al contexto cristiano, todas las religiones tienen su propia música sagrada, que cumple funciones similares: ayudar a conectar con lo trascendental, acompañar rituales religiosos y expresar devoción.
Un Patrimonio Común, Diverso y Profundo
La música religiosa ha sido, históricamente, una de las principales fuerzas de innovación en la música occidental. Por ejemplo, el canto gregoriano fue la base del sistema musical occidental, creando una estructura melódica que sería fundamental para el desarrollo de la música medieval y renacentista. Además, la polifonía sacra del Renacimiento, con compositores como Giovanni Pierluigi da Palestrina y Tomás Luis de Victoria, marcó un antes y un después en la historia de la música, al introducir la armonía en la música litúrgica de manera sofisticada. En el ámbito islámico, el canto melismático del Corán y la música mística de los sufíes, con estructuras modales complejas, influyeron profundamente en la música andalusí y mediterránea.
Los cánticos judíos, con su modalidad nusach, y los bhajans hindúes, que emplean el sistema rítmico tala y la estructura melódica del raga, hablan de una rica diversidad de tradiciones que, aunque distintas, tienen un denominador común: el anhelo de trascendencia y la necesidad de expresar lo espiritual a través del arte musical. Por tanto, la música sacra no solo constituye un patrimonio compartido por la humanidad, sino que también es un vehículo para el entendimiento intercultural.
El Ciclo de Música Sacra en Ceuta busca precisamente esto: resaltar esa diversidad. No se trata de un acto sincrético o de un simple mestizaje de tradiciones, sino de un espacio genuino de respeto, escucha y diálogo entre diferentes culturas religiosas.. A través de la música, se plantea una oportunidad para que distintas culturas religiosas no solo se escuchen entre sí, sino que compartan sus espiritualidades de manera profunda y respetuosa.
Ceuta: Cruce de Caminos y de Sonidos
La ubicación geográfica de Ceuta, como enclave entre dos continentes y culturas, le otorga una legitimidad única para liderar una iniciativa como el Ciclo de Música Sacra. Esta ciudad se caracteriza por su rica diversidad religiosa y cultural. Las comunidades cristianas, musulmanas, hebreas e hindúes conviven en un espacio reducido, pero rico en historia, arte y tradición. Esta pluralidad ofrece un contexto ideal para que el arte, en este caso la música sacra, se convierta en un puente entre distintas culturas y creencias.
Ceuta ha sido un punto de encuentro a lo largo de la historia, donde las culturas se han influido mutuamente en diferentes épocas, desde la presencia romana y bizantina hasta las influencias islámicas y, más recientemente, las interacciones con las comunidades cristianas y hebreas. La ciudad ha sido testigo de una convivencia religiosa y cultural que, a pesar de los desafíos y tensiones de la historia, sigue siendo un ejemplo de que el entendimiento mutuo no solo es posible, sino que puede ser inspirador.
Más que Música: Educación y Convivencia
Una de las claves del éxito del Ciclo de Música Sacra en Ceuta es su capacidad para generar un impacto educativo y formativo en la comunidad. La música no solo
suena, sino que educa, transforma y une. Las actividades como este ciclo contribuyen a desmitificar lo ajeno, a enriquecer la formación cultural de la ciudadanía y, lo más importante, a fomentar el respeto y la comprensión mutua desde la raíz: la educación. La educación es esencial para crear una sociedad más inclusiva y tolerante, y el ciclo musical, al presentar músicas religiosas de diferentes tradiciones, cumple con esa función educativa, invitando a la audiencia a comprender, apreciar y respetar otras formas de espiritualidad.
El ciclo se ha convertido también en un espacio de reflexión personal, en el que los asistentes tienen la oportunidad de reconectar con las raíces espirituales de sus propias creencias, al tiempo que se abren a las creencias de los demás. La música sacra, con su capacidad para elevar el alma y conectar con lo divino, se convierte en un canal perfecto para estos intercambios de espiritualidad, donde el arte no solo sirve como entretenimiento, sino como un medio para la transformación interior.
La Inclusión de la Música Sacra Compuesta por Mujeres
Una propuesta desde mi humilde opinión sería incluir en próximos ciclos música sacra compuesta por mujeres, un aspecto históricamente poco representado en el ámbito de la música religiosa. A lo largo de los siglos, las mujeres han compuesto música sacra, pero sus obras fueron, en su mayoría, ignoradas o minimizadas por una tradición musical dominada por compositores masculinos. No obstante, en las últimas décadas, ha habido un renovado interés por recuperar estas obras y darles visibilidad.
Compositas históricas como las monjas Hildegard von Bingen , Isabella Leonarda, o la española Gracia Baptista; Élisabeth Jacquet de La Guerre y Marianna Martines, así como compositoras contemporáneas como Sofia Gubaidulina y Gabriela Lena Frank, han enriquecido el repertorio de música sacra con sus perspectivas únicas y sensibles. Programar y presentar estas obras no solo es un acto de justicia histórica, sino también una forma de enriquecer el repertorio litúrgico y de concierto, aportando nuevas voces y visiones espirituales.
La inclusión de compositoras también tiene un valor importante desde el punto de vista de la igualdad de género. La programación de estas obras visibiliza el talento de las mujeres en el ámbito musical, un campo en el que históricamente han sido invisibilizadas. Además, al dar espacio a la música sacra femenina, se fomenta la equidad de género, y se abre un camino para que futuras generaciones de compositoras encuentren su lugar en este mundo.
Conclusión
El III Ciclo de Música Sacra en Ceuta ha reafirmado su relevancia en el panorama cultural de la ciudad, fusionando arte, historia y espiritualidad en una experiencia única. Este ciclo no solo ha permitido disfrutar de la belleza de las tradiciones musicales, sino que también ha actuado como un catalizador para el diálogo intercultural y la convivencia. Ceuta, con su rica herencia cultural y religiosa, ha demostrado que la música puede ser un medio poderoso para trascender las diferencias, ofrecer nuevas perspectivas espirituales y construir una comunidad más inclusiva.
En un mundo cada vez más polarizado, propuestas como el Ciclo de Música Sacra son más necesarias que nunca. La música, como lenguaje universal, tiene el poder de conectar a las personas, independientemente de sus orígenes, creencias o tradiciones. En Ceuta, la música sacra ha demostrado ser no solo una forma de arte, sino también un vehículo para la educación, la reflexión y, sobre todo, para la convivencia. La colaboración de instituciones como el Instituto Mediterráneo de Culturas, la UNED y la Ciudad Autónoma de Ceuta ha sido fundamental para el éxito de este evento, subrayando el compromiso de la ciudad con la promoción de la cultura, la educación y el diálogo intercultural.