Según publica el diario ‘La Vanguardia’, la mujer de Luis Vicente Moro, ex delegado de Gobierno de Ceuta, amigo y presunto testaferro de Ignacio González, elaboró un documento de cinco folios donde detallaba todas sus cuentas y cajas de seguridad o sus viajes a Panamá.
El manuscrito lo tenía guardado para utilizarlo ante un supuesto juicio contra él pero se le adelantó la Guardia Civil. Los investigadores lo encontraron el pasado 19 de abril, tras estallar el ‘caso Lezo’, cuando registraron su domicilio.
Ese manuscrito ayudó a la UCO a localizar una caja fuerte de Moro así como varias cuentas. Sin embargo, cuando su mujer acudió a declarar ante la Guardia Civil el pasado 27 de julio lo negó y dijo que se lo “había inventado, para tratar de sacar dinero a su ex marido”, tal y como consta en la diligencia a la que ha tenido acceso La Vanguardia.
Según relató, lleva dos años divorciada de su marido pero unos meses atrás habían decidido casarse de nuevo y vivían juntos. A los agentes les llama la atención que la mujer de Moro, a raíz del registro de su domicilio, acudiera a la caja de seguridad que tenía su marido en el Banco Popular si solo, tal y como sostiene ella, había efectos personales como relojes o sortijas.
Sin embargo, ella negó que fuera a sacar dinero por motivo del registro policial. Negó que Moro escondiera dinero, pero eso no es lo que dicen sus anotaciones escondidas en su propio domicilio. No hubo ningún motivo para ir a la caja justo después de que registraran su casa. Según ésta, “quería iniciar una nueva vida devolviendo los dos relojes que tenía dentro de la caja y eran de su marido”.
En las anotaciones, tenía apuntado que había dinero en la caja fuerte, además de tener cuentas opacas y dinero en el extranjero. “Las anotaciones son inventadas para tratar de sacar dinero a su ex marido. Ese dinero no existe, yo no lo tengo y mi marido creo que tampoco”, dijo ante los agentes en una declaración en calidad de testigo.
Junto a la anotación “lo que tiene en la caja fuerte” figura la cifra “64.000”. Según su testimonio, se refería a su marido pero era mentira. “Sólo quería sacarle dinero, pero no se si tenía ese dinero o no, creo que no lo tiene”, subrayó.
También negó la realidad de sus apuntes cuando dijo que Moro tuviera dinero negro en el extranjero. Precisamente, el ex delegado de Gobierno de Ceuta está señalado por ser el testaferro de González y ocultar parte de su botín en sociedades radicadas en paraísos fiscales.
Es más, de la compra de la empresa brasileña Emissao por parte del Canal de Isabel II en 2013, Moro se habría llevado 900.000 euros y González 1,8 millones de euros, tal y como reconoció uno de los receptores de parte de esas comisiones ilegales, Diego Arias, detenido en Brasil.
Éste ha reconocido el reparto de 5,4 millones de euros en comisiones ilegales en la compra de Emissao a través de Inassa, la filial del Canal de Isabel II en Latinoamérica.
Su máximo responsable, Edmundo Rodríguez Sobrino, también reconoció haber recibido parte de esas comisiones y aseguró ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón y la Fiscalía Anticorrupción que Moro le dijo que 1 millón de euros debían guardarse a González para cuando éste lo reclamara.
Ahora la mujer de Moro lo niega todo. Sin embargo, fuentes jurídicas explican que de confirmarse que sus anotaciones eran ciertas, tal y como sospechan los investigadores por los datos que han ido corroborando, podrían enfrentarse a un delito de falso testimonio.
Siguiente anotación: “Ha vendido las acciones de mi hija y de mis nietos por un valor de 7678,62 euros, quedándose él con el con dinero el 18-11-2014”. Respecto de este extremo, la esposa de Moro prefirió no contestar.
La Guardia Civil le preguntó por el significado de la anotación: “Había hecho una declaración jurada que no tenía ningún dinero oculto y ese negocio (supuesto negocio) de Panamá. Conexión con aguas del Canal”. A pesar de estos datos, negó saber si su marido había estado en Panamá por un asunto del Canal. “La anotación sobre aguas del Canal se la inventó la manifestante”, recoge la diligencia de los agentes.
Y última, que tampoco dio credibilidad la propia autora del documento más allá de su intención de sacar dinero a su marido: “Durante varios meses le acompañé a Paseo de Rosales para que él entregara a Manos Limpias 3.000 euros que yo portaba en un sobre. Le esperaba al cabo de una hora en el aparcamiento de Rosales y volvíamos al centro de Madrid. Durante el trayecto yo contaba los billetes de 500 euros un total de 6 y él me decía que se lo había dado Ignacio González para arreglar lo del piso de Marbella”.
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