La AD Ceuta B acabó su temporada perdiendo contra el Ciudad de Lucenapor 1-0 con un solitario gol de Antonio Pino en la segunda parte. Un partido el que los de Mohamed Mohamed probaron con futbolistas poco habituales y que disputaron pocos minutos en esta temporada 22-23.
El equipo cayó derrotado pero con el objetivo ya hecho: la salvación fue asegurada en la ciudad deportiva del Sevilla tres jornadas antes de que acabara el campeonato. El tanto de Iván Breñé de penalti y la posterior derrota del Cartaya en Gerena hicieron que el filial del Ceuta consiguiera la salvación, un objetivo que unos meses antes parecía imposible de lograr.
Y es que el equipo, acumuló 13 partidos consecutivos sin conocer la victoria. Una racha muy pobre que encadenó el equipo de Miguel Ángel Berlanga por aquel entonces y que sucumbió a los caballas a estar en las últimas posiciones del grupo 10 de la Tercera División RFEF.
Mohamed y ‘Perita’ llegaron en el momento justo y lugar adecuado para salvar al equipo
Ahora, ya con la temporada acabada, los futbolistas y el cuerpo técnico descansarán de una larga y dura competición. También para Mohamed y ‘Perita’, que intervinieron en un momento clave para que el Ceuta B lograra la permanencia y salir de la situación en la que se encontraba.
Llegaron en el momento justo y en el lugar adecuado. La dupla artífice de que el equipo haya salido a flote fue gracias a la pasión e implicación de estos dos entrenadores. Primero, Mohamed y segundo ‘Perita’, que juntos revolucionaron al equipo para seguir una temporada más en Tercera División.
El partido contra el Atlético Espeleño el 15 de febrero fue un momento clave en el devenir de los siguientes partidos.
Los dos técnicos supieron tocar la tecla para cambiar el chip y empezar a ganar partidos importantes, sobre todo fuera de casa y en campos complicados como ‘Chapín’ y en Puente Genil y, por supuesto, la victoria en Sevilla.
La importancia de tener un segundo entrenador a tu lado que tenga la misma pasión e implicación que el primer entrenador es vital e imprescindible para que todos los integrantes de un equipo remen en la misma dirección.