Cuando le compraron un abrigo verde flúor con toques grises, el joven Mohamed Bassi, de once años, no sabía que acabaría convirtiéndose en una pieza tan valiosa para él. Un poco de tinta negra y las manos de los jugadores del Fútbol Club Barcelona están tras la felicidad del niño, que acudió a ver el partido de la AD Ceuta y volvió a casa con un recuerdo para toda la vida.
Su madre, Sabah Ennakra, forma parte de Protección Civil y estuvo presente el pasado jueves en el estadio 'Alfonso Murube' durante el encuentro copero. Allí también estaba su hijo, como espectador.
Aquello ya era un premio para él. Aficionado "de toda la vida al Barça", soñaba con poder verlos, al igual que lo hace con poder jugar alguna vez con los colores de la elástica blaugrana. "Actualmente está en el Manzanera, le gusta mucho el fútbol y aunque lo del Barcelona queda muy lejos, nunca se sabe", explica su madre.
Fue ella quien tras el partido, una vez se habían ido todos del estadio, acompañó el niño a la zona por donde debían salir los jugadores. Según explica, le atendieron primero "dos integrantes del cuerpo técnico" y tras ver que la estrategia surtía efecto, se colocaron a la entrada del autobús.
Con el abrigo verde flúor como único lienzo posible para dejar registradas las firmas, no dudaron Bassi y Ennakra en ponerla delante de todos y cada uno de los jugadores de la plantilla que desfilaban camino al autocar. "Están casi todas, como mucho pueden faltar dos", explica contenta la madre del joven.
El permanecía aún muy emocionado al día siguiente del partido y este viernes decidió acudir a clase con el abrigo firmado puesto. No tuvo en cuenta la posibilidad de lluvia: "Esto ya se queda en casa para siempre. Ayer lo llevó al cole, llovió y nos asustamos. Pensamos que las firmas podrían borrarse".
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