El contingente ceutí que se desplazará a Mali a finales de año encontrará un país golpeado por el terrorismo yihadista y una sociedad hundida
¿Y qué se van a encontrar los militares ceutíes que marchen a Mali a finales de año? La cuestión, planteada en el seno de numerosas familias caballas, encuentra una respuesta que, sin embargo, puede sufrir alguna variación de aquí hasta que llegue el momento pues el concierto internacional está en pleno apogeo y los cambios, por tanto, pueden sucederse. Sin embargo, según se extrae de la información facilitada por el Ministerio de Defensa, la semblanza actual habla de un país acuciado por la “barbarie terrorista” y de una sociedad arruinada y amenazada, especialmente en torno a su capital, Bamako, sita en el sangriento norte del territorio maliense. Ante esta situación, puesta de manifiesto a principios de la década, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitió la Resolución 2071 (2012), de 12 de octubre, en la que, además de expresar la gran preocupación por las consecuencias de esta situación de inestabilidad en el Norte de Mali, invitaba a la comunidad internacional a proporcionar asistencia, experiencia, entrenamiento y apoyo al Ejército y Fuerzas de Seguridad de Mali. Así, y tras numerosas resoluciones internacionales en pos de implicar a todos los ‘países UE’, llegó la responsabilidad de España, que el Ministerio de Defensa resume en tres pilares: mandato, despliegue y participación. “EUTM Mali”, explica el Ministerio a cuyo frente se sitúa Pedro Morenés, “ayuda a mejorar la capacidad militar de las Fuerzas Armadas de Malí para capacitarles para llevar a cabo, bajo el control de las autoridades civiles, la recuperación de la integridad territorial del país, proporcionándoles entrenamiento militar y asesoramiento en las cadenas de mando y control y logística y en la gestión de recursos humanos, junto con derecho internacional humanitario”, hoja de ruta que, a buen seguro, se quedará grabada a fuego en la mente de nuestros militares ceutíes, quienes se adiestrarán a lo largo del año en este sentido. “EUTM Mali”, añade Defensa, “no llevará a cabo misiones de combate y deberá coordinar sus actividades con otras misiones desplegadas en la zona (ONU y CEDEAO). El contingente estará formado por unos 200 instructores, junto con personal de apoyo y la fuerza de protección, lo que alcanza un total cercano a los 500 efectivos”. La participación de los efectivos ceutíes, encuadrados en unas unidades que, como adelantó El Faro en ediciones pasadas, aún están por decidir por parte del Estado Mayor de Defensa (EMAD), vendrá a complementar y a continuar con la labor de otras plazas, como la del Mando de Canarias, que actualmente se encuentra de misión dentro de la EUTM Mali V: “Están ayudando a las fuerzas armadas de este país africano a mejorar sus capacidades militares y se efectúa en dos ámbitos: el asesoramiento para el establecimiento de una cadena de mando y control eficiente en todas las funciones y, por otro lado, el adiestramiento interarmas y la formación de monitores malienses”, señala Defensa, parte que indica asimismo el acuartelamiento en el que se encuentran estos militares españoles, y que de manera presumible, dará cobijo igualmente a los ceutíes: Koulikoro, donde se comparte instalaciones con la Academia de Oficiales del Ejército de Tierra de Mali. De manera paralela, el Ejército español encontrará cooperación otras fuerzas europeas, como, por ejemplo, la alemana. De hecho, tras la masacre de París, el país teutón decidió enviar hasta Mali 650 militares y reforzar así una zona considerada peligrosa y con riesgos evidentes por el terrorismo yihadista. Una zona que será también objeto de adiestramiento de los efectivos ceutíes desde finales de este próximo año, un operativo exterior que, según señaló Sancho Sifre, comandante general de Ceuta, durante su alocución en la pasada Pascua Militar, es “absolutamente necesario para ganar también nuestra propia paz y estabilidad”.