Miguel Ramírez (Ceuta, 2013) acaba de aterrizar de un sueño cumplido. Este joven de ocho años ha llegado hasta la final de ‘Idol Kids 2’, donde se ha comprobado todo el talento que lleva por dentro. Un artista por descubrir que tiene desparpajo a la hora de hablar delante de las cámaras y que ha llevado a Ceuta a todos los rincones de la Península gracias a su participación en este Talent Show. La plaza de África se ha convertido en el espacio perfecto para conocerlo un poco más. Un rato agradable en este punto de la ciudad, donde la vergüenza no ha tenido cabida, puesto que ha sabido defenderse ante las preguntas.
–¿Pensaste que llegarías hasta la final de ‘Idol Kids 2’?
–No, todo este proceso ha sido impresionante. No me creo lo que he vivido y menos cuando me dijeron que estaba dentro del concurso. Me tranquilicé para asumir esta experiencia.
–¿En qué momento decides presentarte?
–Primero me presenté en ‘La Voz Kids’, pero no me seleccionaron. Entonces, esto me afectó y se me quitaron las ganas de probar suerte en otros concursos. Pero no sé cómo ocurrió que me llamaron para acudir a ‘Idol Kids 2’. Me puse nervioso porque no sabía qué estaba pasando. Al final, me eché adelante.
–Durante varios meses has convivido con muchos compañeros. Por lo que se ha visto, la convivencia ha sido muy buena, cercana. Igual ha ocurrido con el jurado. ¿Con cuál de ellos te gustaría hacer una colaboración?
–Con Ana Mena.
"Primero me presenté en ‘La Voz Kids’, pero no me seleccionaron. Esto me afectó"
–En la cuenta de Instagram, se puede ver la buena relación que tienes con el malagueño Pablo López, incluso habéis tocado mano a mano el piano. ¿Cómo nace esta relación?
–Hace unos años, mi abuelo me regaló un piano por Navidad. Le di las gracias por el detalle que tuvo y al momento me pongo a tocar una canción de Pablo López. Mi padre me grabó y lo subió a las redes sociales, mencionando al artista. Al poco tiempo, me llevé la sorpresa de que se puso en contacto con nosotros, me mandó un mensaje diciendo que me estaba llamando. Me puse muy nervioso, pero al final pudimos hablar y desde entonces estamos en contacto.
–Eso el malagueño, pero más reciente fue el encuentro que tuviste con Raphael.
–Sí. Al principio pensaba que no iba a poder verlo. Pero gracias a uno de los productores que ya conocía, me consiguió que entrara en el camerino donde pude hacerme una foto con él y le toqué una de sus canciones.
–En todo este tiempo, imagino que habrás vivido una montaña rusa de emociones, ¿no?
–Totalmente. La gente ha comenzado a conocerme gracias a los contenidos que subo en la cuenta de Instagram. Parece que les gusta cómo canto.
–Llegar hasta aquí, supongo que no es fácil. Pero, ¿cómo nace tu pasión por la música?
–Lo de cantar lo llevo desde chico. Incluso, llegó un punto en el que me obsesioné y a los cuatros años ya empecé a tocar el piano. Antes lo hice con la guitarra, pero tan solo la aporraceaba (ríe). No he descansado, sino que me he exigido cada vez más y más hasta el día de hoy.
"Antes solo me obcecaba con el piano, aunque sigo dedicándole su tiempo. Ahora invierto en jugar a los videojuegos"
–¿Qué proyectos futuros tienes previsto?
–Por ahora no tengo nada claro, solo que tengo dos canciones que he escrito: ‘Vera’ y ‘Sentimiento’. La primera está dedicada a una amiga que se fue a Valladolid. La otra la presenté en Melilla. Además de estos contenidos, no descarto crear otros más. Por otro lado, tengo que decir que me gustaría presentarme al Festival de Eurovisión Junior. Al menos, intentarlo porque no sé si lo tendré fácil.
–¿Qué haces ahora?
–Ahora dedico el tiempo a jugar a los videojuegos con mis amigos. Antes solo me obcecaba con el piano, aunque sigo dedicándole su tiempo. Admito que era mucha presión, mucho ‘Idol Kids 2’, además de ir como telonero a conciertos como el de Estrella Morente. El estrés hizo que diera un paso atrás para tomarme con calma esto.
–¿Qué otra faceta esconde Miguel Ramírez?
–Además de todo lo que contado, también me gusta el parkour. Esto lo descubrí gracias a un conocido de mi amigo que lo hacía y un día me lo enseñó. Lo probé una vez y vi que se me daba bien. También me gusta pintar, como todo lo que esté relacionado con el arte.