Évole entrevistó el pasado domingo a Fernando Simón, el que fuera la cara visible del Ministerio de Sanidad durante la pandemia. El epidemiólogo entraba en nuestras casas todos los días para hablar de la evolución de la pandemia con todos sus datos: muertos, infectados, estadísticas, situación de los hospitales... El entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, confió en él para explicarle a los españoles lo que estaba sucediendo.
Fernando Simón era director desde 2012 del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad (CCAES), conocido por su actuación como portavoz del comité especial sobre la enfermedad del virus del ébola en España en 2014.
En la charla que mantuvieron fueron desgranando los temas de la pandemia por coronavirus.
Rodríguez intentaba empañar el relato sobre lo que sucedió en las residencias de ancianos madrileñas con difamaciones hacia las familias de las víctimas por coronavirus.
Desde el 1 de marzo de 2020 pasaron 4 años, 11 meses y 11 días.
Se contabilizaron 162.000 muertos y una y 14.000000 de infectados.
Desveló Fernando Simón sin perder su constante sonrisa, la cual, anoche, sólo perdió al escuchar a los familiares de los ancianos que fallecieron en las residencias de la Comunidad de Madrid tras el protocolo de atención establecido por la presidenta Isabel Díaz Ayuso, y al escuchar a una de las tantas enfermas de Covid persistente.
7.291 hombres y mujeres de carne y hueso a los que se negó atención hospitalaria y murieron, en muchos casos, solos y desatendidos, en las residencias de ancianos de la Comunidad de Madrid durante los dos primeros meses de la pandemia, entre marzo y abril de 2020.
El jefe de gabinete de Ayuso aseguró que tenía “confirmado” que la madre de una mujer que habló en el programa 'Lo de Évole' no estaba en ninguna residencia de Madrid, pero era falso: la anciana murió en abril de 2020 en un centro de Getafe.
Miguel Ángel Rodríguez puso en duda los testimonios y el dolor de los familiares de ancianos abandonados a su suerte por los "protocolos de la vergüenza" de Ayuso en las residencias en lo peor de la pandemia.
"Todo un comunicador, un experto, un extraordinario brazo derecho para el que quiera vender su imagen"
Pidió disculpas, no le quedó más remedio, aunque no retiró de las redes sociales su infamia, su mentira, su manipulación y sus delictivas declaraciones.
También hay gente que niega el genocidio nazi, los campos de concentración, los juicios sumarísimos del franquismo, la tortura y la corrupción.
El portavoz de Ayuso dijo que "no podía consentir que a su jefa se le llamara asesina" y que investigaría caso por caso las muertes de ancianos para descubrir quién está detrás para hundir a la Presidenta de la Comunidad de Madrid.
"Bien: ya tengo comprobado que la primera señora que sale en #lodesimon no tenia a su madre en ninguna residencia de la Comunidad de Madrid. Vamos a ver el resto".
A partir de 2004, las actividades principales de M.A. Rodríguez son el periodismo, la comunicación, el asesoramiento de imagen y la literatura.
Con el Gobierno de Aznar fue nombrado secretario de Estado de Comunicación, cargo desde el que ejerció de facto la portavocía del Gobierno, también ha colaborado con la fundación FAES.
Todo un comunicador, un experto, un extraordinario brazo derecho para el que quiera vender su imagen.
Ayuso pensó en él y no le ha ido nada mal: diseño de discursos, gestos, ataques y bombas de racimo. No sé si ensayarán, si aprenderá de memoria lo que tiene que decir Ayuso en sus arengas y declaraciones.
Lo cierto es la mayoría absoluta de la lideresa, de la auténtica jefa del Partido Popular.
Si ha sucedido lo sucedido y este señor sigue donde sigue todo es posible, todo vale. La impunidad y el libertinaje campa por sus anchas.
¿Le gustará la fruta a este comunicador de la distorsión y de echar mierda para que no se note que se ha cagado?
¿Qué habrán pensado los familiares de los que fallecieron en las residencias abandonados como perros, ocultados, rodeados de cadáveres en el momento de su agonía?
¿Qué nos pasa? ¿ No hay un límite?
Yo le invitaría a dar una charla para esas miles de personas que, según él, no iban a visitar a sus familiares.
Lo mismo le aplauden y lo sacan a hombros.