El Grupo de Artillería Antiaérea realizó ayer en el Monte Hacho ejercicios de tiro. El personal perfeccionó un adiestramiento que realiza dos veces al año
Detrás del cacareado ‘¡carguen, apunten, fuego!’ se esconde un adiestramiento individual y colectivo que precisa de una serie de requisitos en pos de que el resultado sea beneficioso. “Es un ejercicio básico para los artilleros y para los mandos”, señalaba ayer en el Monte Hacho el teniente Aguilera, jefe de la tercera sección de cañones 35/90 del Ramix 30, “un adiestramiento sin el cual tendríamos una alta calidad teórica pero no práctica”, añadía.
De tal manera, en el marco del programa anual de adiestramiento del Grupo de Artillería Antiaérea VI/30, en la jornada matutina de ayer se realizó un ejercicio de tiro de cañón antiaéreo sobre aviones blancos radiodirigidos, en el Campo de Tiro Almina situado al este de la falda del Monte Hacho.
Por este motivo, la circulación de vehículos y de peatones por la carretera N-352 que circunda el Monte Hacho, en el tramo comprendido entre el kilómetro 3 y el Faro de Punta Almina, se vio restringida durante el periodo de realización de estos ejercicios de tiro. No obstante, en previsión de accidentes, la Guardia Civil apoyada por personal de la Comandancia General de Ceuta, estableció los controles oportunos para impedir la circulación de 08:00 a 15:00.
“Se trata de un ejercicio antiaéreo con unos blancos simulados de la sección de aviones”, profundizaba el teniente Aguilera, quien acto seguido señalaba que “estamos formados por una batería de dos secciones, cada una de la cual está mandada por un teniente, y se nos han asignado unos ejercicios programados que consistirán en ocho actividades con diversas pasadas. Para ello, se alterna con munición trazadora. Cada sección está compuesta por dos cañones antiaéreos, y aparte tenemos una unidad de censores, ubicadas en los altos, que es la que divisa los blancos y pasa toda la información a los puestos de mandos. Estos están formados por dos pantallas desde las cuales obtenemos información tanto radar como óptica. Seleccionamos acto seguido el blanco y una vez que tenemos todos los datos precisos abrimos fuego para obtener los resultados”, relataba.
Acerca de las inclemencias del tiempo, el teniente indicó que “la humedad afecta a todo lo que sea electrónico, a los sistemas mecánicos no tanto. Las pantallas se ven peor pero el radar compagina la mala visibilidad”.
Por último, y sobre la periodicidad del adiestramiento, Aguilera dijo que “para mantener el nivel de instrucción y adiestramiento del Grupo Antiaéreo basado en nuestra ciudad hacemos dos tiros al cada doce meses aquí en Ceuta y dependiendo del año salimos a Huelva, a un campo más extenso”.