Son 120 los subsaharianos que habitan el ‘petite forêt’: el pequeño bosque situado cerca de Castillejos en donde esperan una oportunidad para alcanzar Ceuta. De ahí partieron, el pasado sábado, entre 30 y 40 inmigrantes, pretendiendo la entrada a nado que otros compatriotas han conseguido con éxito. Desde el pequeño bosque ven las luces de Ceuta, que son las que les guían cuando llevan a cabo estas aproximaciones. El del pasado fin de semana fue el primer gran intento fallido que ha experimentado una población que ha conseguido, con relativo éxito, burlar la vigilancia marroquí y española en al menos dos ocasiones. Pero esta vez ninguno lo consiguió. Las fuerzas de seguridad marroquíes colaboraron. Después de un verano 2010 sin apoyo alguno y tras varias semanas de auténtico descontrol existió colaboración desde el otro lado del espigón del Tarajal para que no se reprodujera una entrada masiva que hubiera puesto en un verdadero aprieto a los sistemas de acogida de la ciudad. Con un CETI en el límite de su total ocupación, no había plazas para esta acogida.
Detrás de la intervención del pasado sábado hay, no obstante, historias de dramas y debilidad. Las que encarnan los subsaharianos que malviven en este pequeño bosque, como ellos lo llaman, que se alimentan de las sobras del vertedero de Castillejos, de donde cogen también los plásticos para protegerse del frío. Marruecos ha llevado a cabo, también, varias batidas por el monte.