La diabetes es una afección desconocida para muchos pero para un grupo de más de 50 madres de Ceuta supone un problema con el que están pasando un auténtico drama debido a las dificultades sufridas con los sensores que les da la Seguridad Social.
Sumaya Abdel-Lah, Mina Abdel-Lah, Nayat Abderrahman, Nisrin Mohamed, Sana Abdeselam y Safak Lahassen son un representación de más medio centenar de madres con hijos que padecen diabetes, con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, que tienen que estar totalmente controlados para que no se les produzca ninguna bajada o subida de azúcar.
Según cuentan, los dispositivos que les proporciona el organismo público son de muy mala calidad y en muchas ocasiones se bloquean y no pueden medir bien la glucosa en sangre o señalan este parámetro de manera desacertada. Todo ello se complica aun más cuando únicamente les dan dos sensores al mes.
El problema viene cuando ya han agotado estos dos dispositivos y solicitan otro porque no han aguantado el mes correspondiente. “Vamos al médico, los solicitamos y tardan en llegar casi seis meses, cosa que no nos soluciona nada”, comentan.
Unos sensores cuyo pegamento en muchas ocasiones produce reacciones alérgicas en la piel de sus hijos, generando la aparición de grandes ronchas y picores en sus brazos lo que dificulta aun más el poder llevar los dispositivos.
Algunos de los niños han tenido reacciones alérgicas con el pegamento del sensor
Además, las tiras de medición de este parámetro también son escasas y hay muchas veces que tienen que adquirirlas de su propio bolsillo porque la administración no se las proporciona. “Este es un problema añadido, porque en teoría no debería haber problema con las tiras porque los sensores están pensados para que te duren todo el mes pero si empiezan a dar problemas y tenemos que estar con las tiras, terminamos utilizando el doble de recursos”, cuentan.
Por eso, hasta que llega el siguiente mes tienen que estar midiendo la glucosa en sangre a sus hijos a través de las tiras reactivas, complicándoles el poder ir al colegio. “En nuestras casas podemos hacerlo sin problema pero en la escuela es más complicado porque hay veces que incluso nos han dicho que si no llevan sensores no pueden entrar en las clases”, declaran.
En este punto se llega a otra de las reclamaciones que tienen estas madres, la ausencia de enfermeros en los centros escolares que tengan conocimientos sanitarios para poder atender a sus hijos cuando les ocurre algún problema relacionado con su enfermedad.
“Hay muchas veces que vamos a los profesores para explicarles la manera de proceder cuando tienen un bajón de azúcar, les explicamos la manera de administrar el Glucagón y se asustan porque no están acostumbrados a hacerlo”, explican estas mujeres. Por eso imploran la estancia de un profesional en los colegios e institutos que pueda solventar estos imprevistos.
Un sufrimiento que manifiestan tener estas madres que aseguran estar dispuestas a llegar adonde haga falta para que sus hijos puedan vivir su vida de la manera más normalizada posible.
Aparición de problemas psicológicos
Estas madres manifiestan que la diabetes está derivando en problemas psicológicos debido la imposibilidad de poder llevar una vida normal por parte de sus hijos. Como ejemplo ponen que en las diferentes actividades que se realizan en los centros y en los que se lleva a cabo cualquier comida, sus hijos no pueden llevar el ritmo como los demás por ejemplo al comer.
“Es algo que no pueden hacer porque no es bueno para su salud, pero ellos no lo entienden porque algunos son demasiado pequeños, lo que hace que se sientan frustrados”, narran estas madres que aseguran que sus hijos “lo están pasando muy mal” debido a esta enfermedad.
La cantidad de dinero que se despilfarra en patochadas y en cosas importantes de verdad, ahí actuando en plan tacaño... vergüenza
A seguir luchando por esos niños a hacer más ruido y que se llegue donde sea me uno a vosotras por el bienestar y la salud de nuestros pequeños
Sr. LOPERA, en vez de construir un helipuerto para el Hospital, gaste algo de dinero en BOMBAS DE INSULINA PARA MENORES.