Los inmigrantes subsaharianos que fueron encontrados la semana pasada por la Policía Local en plena plaza de África fueron introducidos en una patera de pescadores procedentes de Marruecos. No es la primera vez que se lleva a cabo un pase de estas características en el que están implicados embarcaciones de marroquíes que aprovechan la supuesta menor vigilancia sobre ellas para la introducción de inmigrantes.
Así se sospecha que se llevó a cabo este pase, acercándose hacia la orilla para, después, forzarles a que se arrojaran al agua para llegar por sus propios medios a tierra.
Por eso la Guardia Civil no detectó balsita alguna, porque los inmigrantes se habían ocultado en una embarcación de pesca que no había llamado la atención del Instituto Armado.
Tras esta entrada tuvo lugar la protagonizada, el martes, por seis subsaharianos a bordo de una pequeña zodiac con motor. Un modo de pase caro, y que la propia Guardia Civil estima que no se va a volver a repetir en demasiadas ocasiones. Sólo un motor como el interceptado puede costar entre 300 y 400 euros, a lo que cabe sumar la embarcación y el dinero para evitar que la noche que elijan para marchar no haya la vigilancia debida.
Por el perfil económico no es demasiado lógico que se repitan demasiados casos así, otra cosa bien distinta es la presión que se pretenda ejercer sobre isla Perejil y que ya está siendo protagonizada por grupos de subsaharianos. Y no sólo sobre la mediática isla, sino también sobre Alhucemas y Chafarinas, a donde han llegado también grupos de subsaharianos para forzar la intervención española. Allí hay fuerzas militares destacadas, en el caso de Perejil no. Sobre la roca permanece un acuerdo de ‘respeto’ alcanzado tras la famosa crisis hispano marroquí que no terminó con la firma de un acuerdo claro de actuaciones y competencias. Ese limbo permite situaciones como las que ahora explotan las mafias, alentando a los inmigrantes a partir en balsas hacia Perejil para ocuparla poniendo así en tela de juicio el tipo de actuación que tienen que tener las fuerzas de ambos países.