Ya terminamos la primera evaluación en el instituto. Después de 33 años, tres décadas, 23 institutos, tres comunidades autónomas, corrector de las pruebas de selectividad en 21 convocatorias, alumno de EGB, estudiante de BUP y de COU, universitario durante 5 años, opositor, miembro de tribunal de oposiciones en tres ocasiones. He realizado más de 2500 horas de cursos de formación. Habré corregido más de 300.00 exámenes a lo largo de estos 33 años y efectuado unos 1000. Mis carnes han soportado 9 leyes educativas, aunque como estudiante solo viví una : la EGB y el BUP.
Mi primera manifestación en la que tuve que correr como un galgo fue para que se eliminara la selectividad, tenía 15 años, a la policía la llamábamos los grises. Seguimos con ella desde hace la friolera de 45 años. He conocido a 21 ministros de educación, cambiaron muchas cosas pero no hemos sabido ir mejorando. Una ley educativa no puede depender del partido de turno y los ministros responsables deberían haber pasado por las aulas como docentes, rodearse de docentes y no de expertos en pedagogía, psicología, historia de la educación o filosofía de la educación. Doña Pilar Alegría es un ejemplo. Me imagino que estará asesorada hasta las orejas pero creo que no tiene muchas horas de vuelo en las aulas. No me imagino a Doña Pilar, ministra y portavoz del gobierno, responder a cuestiones sobre la LOMLOE. Tal vez nos quedaríamos patidifusos si la escucháramos. A ser cierto, en pocas ocasiones la he oído hablar de su ministerio.
En fin, zapatero a tus zapatos, que diría el refranero. Ahora estamos de exámenes. Evaluaremos de todo. Si cumpliéramos la ley a rajatabla tendríamos que estar 24 horas al día para saber la nota de un alumno pues son tanto los aspectos a evaluar que no sabríamos la esencia exacta de la calificación que se merece.
Un sistema que deja pasar por imperativo legal a alumnos con todas las materias suspensas, que tienen un desfase educativo significativo, que pueden estar en el último año de la ESO con 30 asignaturas suspendidas, que hagan lo que hagan seguirán en el aula durmiendo, jugando, molestando y con cualquier conducta disruptiva es un sistema que hace aguas por todas partes. No es cuestión solo de inversión, de proyectos o de lo que sea, es cuestión de sentido común que es el menos común de los sentidos. Después llegan al Bachillerato con alguna asignatura que no han aprobado nunca e incluso consiguen titular con una materia suspendida con cero si el equipo educativo lo considera. No conozco ningún alumno que no hayan titulado en este caso. Luego la selectividad COVID, para echarse la manos a la cabeza, al menos en Historia de la Filosofía con preguntas como rellenar 4 huecos con cuatro palabras, estudiarse de memoria un contexto o una comparación entre dos filósofos. Entender la caverna de Platón puede suponer una nota de 8 como mínimo en selectividad. He estado en correcciones de la PAU en las que el coordinador nos animaba a subir la nota pues nos quedábamos sin clientela.
PISA nos da un coscorrón cada vez que saca su informe, pero no pasa nada. “Oídos sordos al canto”. En lo que nos hemos puesto las pilas es en la formación profesional: formación en empresas, salida al mercado laboral, circuitos que te pueden llevar a la universidad, materias específicas para la carrera profesional, etc. Ceuta creo que es un buen ejemplo de ello pues hay ciclos formativos que ya te piden nota para acceder a él.
La educación primaria, la secundaria, el bachillerato y la selectividad han sido abandonadas de la mano de Dios por muchos cambios que se han realizado no damos con la tecla. Deberíamos mirar a la extinta EGB, al BUP, a la pruebas de selectividad de esa época o incluso a las antiguas reválidas. La educación es más importante que la amnistía, el catalán, gallego o Euskera, o la enseñanza de la religión en las aulas en lucha con el estudio asistido que vale para nada de nada. Ya no hablo del sistema de oposiciones porque eso es harina de otro costal.
Me voy a corregir 60 exámenes de Patón. Les digo que caverna es con uve y no es el mito de la Taberna, sino de la caverna.
Lo peor es que el alumno está tan liado que no sabe por qué el ejercicio está suspendido. Su crítica es : “este ha puesto lo mismo y a mí me dices que está mal”. Ya lo dijo Sócrates, el primer paso es reconocer la propia ignorancia, como un alcohólico que reconoce su adicción.
Cómo dijo Calderón de la mierda: “la vida es una barca” . No entenderán por qué el profe de lengua los suspende.
