El Pleno de la Asamblea debatió, debatió y debatió en torno a los Presupuestos que estarán vigentes el próximo año. Los líderes de las distintas formaciones tuvieron su momento para exponer su visión acerca de lo bueno y lo malo de un documento económico que pretende sentar las bases del próximo ejercicio.
Durante toda la mañana se habló del futuro de Ceuta bajo distintos prismas, con sus puntos buenos y malos, pero todo ello en una especie de burbuja en la que los protagonistas parecían hablar para ellos mismos y su reducido auditorio. Cabría preguntarse si estos mensajes calan en la población, si llegan a un público genérico, si consiguen enganchar y animar a quienes realmente se dirigen.
Siendo un debate de peso, resulta que son de las informaciones menos seguidas
Yo diría que no. Que no se consigue, que no terminan calando en una sociedad que sigue su curso, continúa en sus labores, mientras se está debatiendo el camino económico que van a seguir quienes les gobiernan. Algo falla cuando los mensajes no llegan.
La brecha entre el ciudadano y los políticos es cada vez más evidente y mas definida
Algo no funciona cuando buena parte de la sociedad parece amansada, hasta terminar dejando que ellos -los políticos- hablen, hablen y hablen como si estuvieran en su propio patio de recreo, peleándose, criticándose, moviéndose entre debates como si en ellos les fuera la vida no, sus vidas, porque el resto se ha acostumbrado a que este tipo de asuntos sea reducido a un ‘ellos se apañarán’.
Y es triste que esa brecha entre clase política y el resto de la sociedad sea tan clara y definida que ya nos hayamos acostumbrado a este tipo de situaciones, considerando la labor de los políticos como un trabajo particular por el que cobran unas rentas que a los demás ni nos van, ni nos vienen.
Se supone que la aprobación de unos Presupuestos debiera generar una mayor atracción ciudadana. Pues lamento decirles que es de las informaciones menos seguidas, más rechazadas por el común de los lectores. Encontrar el origen de tamaño desencuentro habría que buscarlo en la propia forma de hacer política.