Seis años de prisión por dos delitos de lesiones. Esa es la petición inicial que el Ministerio Fiscal llevó este martes a juicio contra el joven Muad A.A., al que se le considera responsable de los daños sufridos por dos personas en la madrugada del 23 de julio de 2016 en el pub Olimpo, del Poblado Marinero. Él lo niega, pero una de las víctimas lo señaló en el juicio oral que empezó a celebrarse en la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta y que tuvo que suspenderse ante la ausencia de tres testigos que no han podido ser localizadas.
M.A.A. sí reconoció haber estado esa noche en el pub y haber sido testigo de una pelea en la que, insistió, no participó. De igual forma negó haber consumido alcohol o portar algún vaso de cristal con el que habría agredido a una de las víctimas, Hicham G. y, de rebote, a otra, Pablo G.G. Muy al contrario aclaró que la víctima le había empujado a él por la espalda al confundirle con otra persona que le habría vertido el contenido de un cubata encima.
En su declaración el acusado negó conocer a quien le denuncia, también apuntó que no sabía quién le había agredido o por qué le acusaba a él y recalcó que al producirse la pelea en el pub optó por abandonar el lugar junto a dos amigos.
El otro protagonista de la historia, Hicham G., que sufrió varias heridas en el rostro al recibir el impacto de un vaso de cristal, narró la cronología del suceso de otra forma bien distinta. Dijo que el acusado se encaró primero con una de sus amigas para, después, golpearle a él en el rostro. Uno de los amigos del acusado le daría además una patada. Lo reconoció, declaró, “perfectamente”. “Ha sido él. No se me va a quitar de la mente nunca, estoy seguro de que era él”.
La víctima negó que le hubiera agredido primero y lamentó que le echaran del local por lo que tuvo que acudir a la Jefatura Superior para dar parte de lo sucedido. En el rostro le quedaron varias cicatrices que requirieron de tratamiento quirúrgico.
La vista quedó suspendida hasta el próximo mes de octubre
Y en esta madrugada que terminó como no debía asoma la segunda víctima: un joven llamado Pablo G.G., que se llevó una de las peores partes al recibir el impacto en el ojo de algo que fue lanzado en el transcurso de esa pelea con la que él nada tenía que ver. Al “escuchar jaleo”, se giró y sufrió el impacto.
Las consecuencias las arrastra hoy en día. Quería opositar para ser guardia civil, quería estudiar pero tuvo que abandonar todo tras haber perdido el 80% de la visión de ese ojo. Tiene pendientes más operaciones de las que ya le han realizado. No pudo ver ni quién lanzó ese objeto, solo que uno de sus ojos quedó dañado. Regresó a casa con un amigo mientras el responsable del local, decía, recordó, “que siguiera la fiesta”. En aquella fiesta podían entrar menores (de hecho las dos víctimas lo eran por aquel entonces) y se ofreció a alcohol.
El que era responsable de ese local también prestó declaración, al figurar como responsable civil en los hechos en base al seguro que se tenía contratado. Este negó que esa noche estuviera en el local así como que se vendiera alcohol a menores o que ordenara seguir con la fiesta después de haberse producido este suceso.
Antes de la suspensión del juicio tuvo lugar la declaración de un joven “colega” de la víctima, Hicham G., quien en instrucción había declarado haber visto al acusado cómo le pegaba. Este martes, muy al contrario y a pesar de las advertencias del tribunal de que incurrir en falso testimonio estaba penado, dijo no haber visto al autor de las lesiones ni cómo le habían lanzado un vaso, enmarcando aquella noche “de fiesta” en una de consumo de estupefacientes y bebida.
Las declaraciones de los profesionales forenses sirvieron para ratificar lo ya contenido en los informes presentados a la vista judicial, que recogen las lesiones sufridas por las dos víctimas. El juicio se retomará el próximo mes de octubre con las declaraciones de tres testigos que no han podido ser localizadas y que la noche del suceso acompañaban a Hicham G.
La relación de hechos y sus consecuencias
La vista judicial por estos hechos acontecidos hace dos años se celebró debido a la negativa del acusado a aceptar una conformidad. Dijo no haber cometido los hechos que se le imputan y por eso, precisamente, optó por celebrar la sesión judicial sin asumir los hechos a pesar de que se iba a firmar una rebaja de la pena inicialmente solicitada de seis años de cárcel, tres por cada delito. A esto se añade las indemnizaciones para las dos víctimas de este suceso. En el proceso está personada como acusación la Fiscalía y, además, dos abogados que ejercen la Acusación Particular en representación de las dos víctimas.