Las temperaturas máximas medias en la ciudad autónoma oscilarán hasta un grado al alza de aquí a 2040; “alrededor de 2 grados” hasta 2070 y “entre 2 y 3 aproximadamente” antes de que finalice el siglo, según las previsiones contenidas en el Informe de Sostenibilidad Ambiental (ISA)
incluido en los seis tomos del futuro Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) ya aprobado inicialmente por el Pleno, documento que pasará a exposición pública a finales de este mes o a principios de septiembre, cuando se publique en los boletines oficiales.
El aumento de temperatura “no será igual para todos los meses del año”, según los autores del documento, que estiman “de forma general” que durante los meses más calidos habrá “mayor tendencia al calentamiento”. Es decir, el aumento de las temperaturas máximas “será mayor en los meses estivales y menor en los meses de invierno”.
Las temperaturas mínimas variarán en magnitudes similares pero a la inversa. Para los dos primeros periodos considerados (de 2011 a 2040 y de 2041 a 2070) “no se estiman cambios significativos”. Para el tercer periodo, sin embargo, “se aprecian valores inferiores en aproximadamente 2 grados”.
“Teniendo en cuenta el aumento de la temperatura máxima para este mismo tercer periodo del orden de 2 ó 3 grados centígrados”, recuerda el Informe, “es de suponer que se producirán mayores oscilaciones térmicas”.
Los mayores aumentos en temperatura mínima anual, al igual que sucede con la máxima, corresponderán “a los meses del periodo veraniego”.
El documento subraya que es característica de la ciudad autónoma “la circunstancia de que no se producen temperaturas extremas, como pone de manifiesto que la temperatura media de las mínimas del mes más frío no descienda por debajo de los 8º, ni que la media de las máximas del mes más cálido supere los 27º”. El hecho de que Ceuta esté rodeada por el mar, regulador de las temperaturas, “justifica” esta apreciación.
De forma global, la tendencia en el cambio de precipitación “en todos los modelos estudiados” muestra “una reducción en la anual media”. “No obstante”, advierten los expertos, “las estimaciones respecto al cambio en la precipitación no son tan consistentes como en el caso de las temperaturas, además de mostrar tendencias menos estables”.
En lo que respecta a la Península se puede considerar a grandes rasgos “una leve tendencia de aumento de precipitaciones en la mitad oriental, en contra de una reducción en la mitad occidental”.
En el caso de Ceuta, tanto para el primer como para el segundo periodo estudiados, la tendencia observada “corresponde con una leve reducción de las precipitaciones, siendo esta reducción más acusada en el tercer periodo, especialmente en los meses de primavera y verano, hecho poco significativo teniendo en cuenta las escasas precipitaciones, en términos absolutos, durante los meses estivales”.
A pesar de que las estimaciones relacionadas directamente con las variables asociadas al ciclo del agua se caracterizan por presentar “una baja fiabilidad”, a modo de resumen y “de forma general” el ISA se atreve a considerar para el periodo de estudio “una reducción generalizada en la humedad relativa que concuerda con el aumento de la temperatura máxima, así como un aumento de la evapotranspiración, especialmente en los meses de verano”. Respecto a la nubosidad, en general para todas las regiones se determina “una reducción para todas las épocas del año”.
Por último, en lo relativo a la velocidad y distribución espacial anual del viento, el comportamiento “es bastante irregular”.
Lluvias en diciembre, rocío en primavera y nieblas en verano
Los valores de las precipitaciones medias mensuales y de la humedad relativa registrados en la estación meteorológica de Ceuta ponen de manifiesto que en la ciudad se registran “importantes precipitaciones” que “se reparten de manera desigual en el tiempo”. En los meses de verano las lluvias son prácticamente inexistentes, siendo las precipitaciones elevadas en los meses de invierno, especialmente en diciembre, cuando se registra el máximo anual. Además, se destaca la “elevada humedad ambiental”. Las noches con abundante rocío se localizan principalmente en el invierno y principios de la primavera. Por su parte, las nieblas “persistentes” son características de la segunda mitad del verano y principios del otoño.
Doce metros más adentro
A. Q. ceuta
Los principales efectos del cambio climático sobre las zonas costeras están relacionados con los potenciales cambios en las tormentas, “tanto en frecuencia como en intensidad”, y especialmente con el posible ascenso del nivel del mar. Para la determinar la influencia del cambio climático en las zonas de costa existen diferentes modelos y herramientas de simulación de los procesos costeros, que tienen en cuenta, entre otros, el posible ascenso del nivel del mar, oleaje, mareas, cotas de inundación, etcétera.
Los principales efectos del cambio climático en las playas son la variación en la cota de inundación y un posible retroceso de la línea de costa. Para el escenario considerado en el futuro PGOU de cambio climático se obtiene un aumento total de la cota de inundación que es inducida principalmente por el aumento del nivel medio del mar. Referente a la cota de inundación, para el Mediterráneo se estima un aumento en torno a 20 centímetros. Por otro lado, el posible retroceso de la línea de costa dependerá de múltiples factores como son el tipo de arenas, profundidades de corte, alturas de berma, etcétera. En la zona del mediterráneo el retroceso será menor, debido a que la extensión del perfil activo en las playas mediterráneas es menor. En la zona de ceutí, el retroceso estimado es de 12 metros.
El régimen hidrodinámico de la costa ceutí está condicionado, según los estudios de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) sobre Mapas de Peligrosidad y Riesgo, “por el oleaje y, en menor medida, por las mareas”. Más del 60% del oleaje es inferior a medio metro, con una altura máxima registrada de 5,5 metros “en épocas de tempestades”. La onda de marea, procedente del Atlántico, entra en el Mediterráneo propagándose progresivamente hacia el este.
El rango mareal varía desde unos centímetros, durante las mareas muertas, hasta 80 centímetros hasta un metro durante las mareas vivas.
Las zonas con mayor riesgo de inundación identificadas, conocidas como Áreas de Riesgo Potencial Significativo de Inundación (ARPSIS), en el caso de la ciudad autónoma son las de Arroyo Benítez, Cañada Ortega y Barranco Central, Arroyo de las Bombas, Arroyo de las Colmenas, Benzú, las Murallas Reales y La Almadraba.