“Esto es un infierno”, decía a pie de monte un agente de la Guardia Civil. Pasaban las 15.30 horas y la lengua de fuego, repartida en distintos focos, se hacía cada vez más fuerte frente a la actuación de los componentes del Cuerpo de Bomberos desplazados en su totalidad a García Aldave.
La alerta había sonado media hora antes, cuando el retén que se encuentra en el monte había detectado el nacimiento del incendio que, probablemente, había sido provocado en torno a las 14.30 horas. Las llamas se extendieron por la zona de Aranguren, Isabel II, La Lastra y Finca Serrano, punto éste que quedó completamente calcinado. El resultado, evidente: una auténtica catástrofe medioambiental, debido a la riqueza en flora y fauna del lugar.
Al cierre de esta edición aún se mantenían trabajando en la zona los componentes de las distintas unidades desplazadas al lugar y coordinadas por la Ciudad, Delegación del Gobierno o Protección Civil y Comandancia General. Cruz Roja desplazó a varias unidades ante la posibilidad de que fueran requeridas debido a lo complicado del siniestro que todos calificaron de “extrema gravedad”. En concreto se dispuso una UVI-Móvil con médico y DUE, una ambulancia y un Vehículo de Rescate, además de 15 voluntarios formados en Emergencias Sanitarias. El fuego estaba “activo” pero “controlado”.
Guardias civiles presentes en el lugar de los hechos lo catalogaban como uno de los más importantes de los sucedidos en Ceuta en décadas. “No recuerdo en muchos años otro similar”, indicaba un miembro del Instituto Armado.
El viento, con sus cambiantes rachas, pero sobre todo la sequedad del terreno debido a las escasas lluvias complicaban el control de la hilera de focos provocados para causar este auténtico desastre. Esto llevó a que pasadas las 17.30 horas se desplazara a la ciudad el primero de los dos hidroaviones que fueron necesarios para ganarle la batalla al fuego. Llegados desde Málaga, permanecieron toda la tarde cargando agua del entorno de playa de Benítez para descargarla con fuerza en los distintos puntos del incendio. Se trataba de dos hidroaviones dependientes del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente y con capacidad de carga y descarga de 5.500 litros. Sus pilotos son considerados unos de los profesionales mejores del mundo por la dificultad que entraña llevar a cabo estas tareas tan complejas.
Con este apoyo el SEIS contaba con más medios para frenar el avance de las llamas. Había contado con todo el material y recursos humanos disponibles en el Parque (se desplazaron incluso efectivos que estaban de vacaciones) además de con cubas del Ejército, de Protección Civil, Parque Móvil e incluso de Trace. El Gobierno, dado el cariz de los acontecimientos, tuvo que activar primero el Nivel 1 del Plan Territorial de Protección Civil, denominado Platerce, en base al cual queda estipulado el protocolo que debe cumplirse para atender un siniestro de gravedad.
Ya por la tarde-noche, que motivó la retirada de los hidroaviones al perderse claridad, se elevó la alerta al Nivel 2, que significa la necesidad de contar con medios de apoyo de mayor peso por lo que se requirió a la UME, con base en Morón (Sevilla). Se esperaba que pudieran embarcar en el ferry de Balearia que retrasó su salida expresamente, para, ya de madrugada, colaborar en la fase final del incendio cuyo grueso había sido controlado por los Bomberos. En total se esperaba la llegada de 30 efectivos, 4 todoterrenos, 4 camiones-cuba y 1 nodriza para que, de esta forma, pudieran dar relevo a los agentes del SEIS tras nueve horas continuadas de trabajo en el lugar.
El fuego, en su avance, llegó hasta la carretera del perímetro. Los agentes destacados en las torres de vigilancia tenían muy próximas las llamas, por lo que se temió que pudiera verse dañado el sistema de vigilancia de la doble valla que controla el COS. Fuentes de la Administración central consultadas por este medio informaban de que no se había visto dañado puesto alguno.
Cuantificar el impacto ecológico y sobre la fauna que ocasionó el incendio de ayer es prematuro. En los próximos días será esta la labor que habrá que llevar a cabo, ya que en estos momentos la clave está en extinguir el incendio en su totalidad, algo que al cierre de esta edición, ya de madrugada, no se había conseguido. “Las condiciones para trabajar son de extrema dificultad”, informaba uno de los componentes del SEIS. La actuación desarrollada por la noche se iba a centrar en labores de refresco para asegurarse de que no hubiera fuego activo.
En total fueron 40 los agentes que participaron en las labores de extinción. En las seis primeras horas de trabajo, hasta las 22.00, se invirtió la mayor carga de trabajo, frenando el avance de las llamas que la fuerza del viento llevaban hacia el perímetro.
El incendio no requirió la evacuación de ninguna persona ya que no se produjo en un lugar poblado de viviendas. Sí que se dio una advertencia a los ocupantes de la vivienda tipo chalé que tiene Betel en la zona, sin que se llegara a desalojar.
Los bomberos llegaron a estar actuando simultáneamente en tres zonas, a lo que habría que sumar el trabajo en ese momento de los medios aéreos. Dos miembros del SEIS que formaban parte del primer grupo que actuó tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios por los efectos del humo, aunque sin mayores consecuencias, tal y como confirmó la Ciudad Autónoma en la noche de ayer. Si esta mañana continúa siendo necesario contar con el apoyo de hidroaviones se requerirá su intervención.
Los incendios más graves en Ceuta
El de ayer, aunque aún no se haya evaluado del todo, es ya considerado como uno de los incendios más graves ocurridos en Ceuta. Hay que retrotraerse a tres fechas para encontrar otros casos similares. El más grave de todos, sin duda, el ocurrido en 1982, cuando ardieron cerca de 70 hectáreas en la zona del polvorín del Renegado y en el que falleció el soldado Güeto. Ya en 1993 se produjo la quema de 90 hectáreas y en 2009 ocurrió otro incendio esta vez en la zona de San Antonio. El de ayer, tristemente, se suma a esta hilera de incendios que causan un daño importante en la superficie forestal. Tan importante que ayer ya se emitían reacciones desde todos los frentes con las primeras valoraciones sobre el daño causado. La zona de pinar, los animales que frecuentan el lugar... “Ceuta no puede permitirse el lujo de perder nada de superficie forestal”, lamentaba un trabajador de las brigadas forestales. El siniestro de ayer rompe la tónica de los anteriores veranos en los que el SEIS estaba acostumbrado a ‘lidiar’ con conatos.
Luchar contra las llamas, la labor de los agentes del SEIS desplazados al lugar
Las llamas iban avanzando aupadas por el viento y la sequedad del terreno. Los Bomberos desplazaron a todos sus agentes dejando un retén mínimo en el Parque y llamando a los efectivos que estaban de vacaciones. Fueron tareas sobre el terreno complicadas, porque complicado era este siniestro.
Por la noche continuarán los trabajos porque hay que evitar que se reavive
Las llamas se llevaban por delante una zona de importante valor ecológico. Todos ayer pensaban en la pérdida sufrida, en el importante daño causado en una superficie forestal de importancia ya que es una zona protegida. Los focos del incendio estaban dispersos en varios puntos.