Las navieras se han convertido en el arranque de agosto, por enésima vez, en diana de reclamaciones por la repentina escalada de precios que provocó el intercambio de billetes entre ellas para hacer frente al primer gran tapón de vehículos de la OPE en Algeciras.
En las últimas semanas, sin embargo, los usuarios de la línea que conecta el Estrecho han sumado también quejas por la disparidad de criterios de las compañías a la hora de solicitar, o no, la documentación que da derecho a los descuentos por residencia o por los errores en la emisión de los documentos de embarque, suscitando en algunos casos controversias más propias de ventanillas administrativas.
Tres escenarios reales detallados a El Faro por otros tantos afectados. El primero, el pasado 25 de julio. Una madre viaja a bordo del ferry de una de las tres navieras que parte de Ceuta a las 9:00. Presenta el libro de familia numerosa y le aplican el correspondiente descuento. Esa misma jornada, a las 15:30, decide regresar utilizando la misma compañía, pero en Algeciras le informan de que, según los datos registrados en el ordenador, ella es en efecto madre de una familia numerosa pero que sus hijos, por un misterio, no pertenecen a la misma. Muestra el libro de familia, los DNI de todo el grupo y los certificados de empadronamiento, aunque sin éxito. Tras consultar a un supervisor, curiosa resolución: la madre tiene derecho a la bonificación pero no los hijos y la alternativa, si no quieren perder el enlace, es pagar billetes con diferente precio.
Segundo caso. El 28 de julio, una mujer y sus dos hijos compran los billetes en Algeciras y esperan en la zona de preembarque. Al presentarlos, les comunican que no pueden acceder al ferry porque en la ventanilla se han equivocado y la tarifa no es la correcta. El error es de la naviera, pero es el usario el que debe enmendarlo. Con el reloj en contra y las maletas a cuestas, periplo hacia la planta baja. Al menos embarcaron.
Tercer escenario. Uno de agosto pasado. Con un billete cerrado de antemano para la conexión de las 10:30 y tras pasar todos los controles, a un viajero se le informa de que el barco está completo y de que debe aguardar al siguiente. Pregunta inmediata: “¿para qué sirve entonces una reserva cerrada?”. Silencio. Y de fondo, la reclamación de otro usuario: ¿por qué la oficina que expide los certificados de residente en el puerto no abre todos los días?