El perfecto tinglado superheróico que ha montado Marvel Studios y que ha puesto patas arriba desde hace unos años ya al mundo del cine ha posibilitado la aparición en la gran pantalla de personajes de tercera fila de la marca, que sin tanto éxito precedente nunca hubiesen visto la luz. La necesidad de alimentar con la ración anual el gigantesco entramado de películas conectadas nos ha presentado a personajes históricamente menos populares como El Hombre Hormiga, Pantera Negra, o al Doctor Stephen Strange ("Doctor Extraño" para los lectores marvelitas de toda la vida). Este último es quien acapara la atención de la cartelera mundial en estas fechas con una atinada película que se erige la más diferente a todo lo que hasta hoy ha manufacturado la gran compañía.
La historia sitúa a Benedict Cumberbatch, que es un gran actor y lo demuestra en cada uno de sus trabajos, en el papel de cirujano exitoso y a la vez sobrado imbécil que se cree levitando por encima de la vulgaridad de simple ser humano corriente. Pero un día se topa con el infortunio derivado de conducir como un diosecillo y se da tal leñazo con su bólido deportivo que las secuelas acaban con su flamante carrera profesional. Y ya que hablábamos de levitar e infortunios, es este cambio abrupto en su vida lo que le insta a "entrar en una secta", como lo define desde el desconocimiento su fiel compañera de trabajo y algo más (Rachel McAdams), en la que se verá inmerso en el desconcertante mundo de la hechicería. Y no se preocupen, no he contado más de lo que se plantea al comienzo de la cinta a modo de origen/lanzadera del personaje. A partir de aquí llega la verdadera aventura y el enorme espectáculo que unos magníficos efectos especiales son capaces de construir. Tecnología y pelis de superhéroes, ese gran matrimonio del siglo XXI…
Y aunque estemos ya algo saturados del género, lo cual hace que nos impresionemos con menor facilidad, debo reconocer que cuando el hilo argumental se mete en temas del plano astral, especialmente si uno asiste a una sesión en 3D, en no pocas ocasiones te arranca un "¡Ohhh!" desde la butaca.
El enfoque tanto estético como conceptual de todo lo místico es fresco y original, y a pesar de que la historia es bastante sencillita y lineal (el minutaje no da para mucho encaje de bolillos al tener también que contar el origen del protagonista), no por ello se ve deslucido el producto en su globalidad ni en dinamismo ni en diversión.
Doy por sentado llegados a este punto de lectura que ya serán conscientes de que no se trata de "una de tipos con poderes" al uso, aunque el Doctor Extraño tenga poderes y si me apuran hasta capa (la capa es de hecho un personaje más). Tampoco falta la acción espectacular, el tradicional cameo de Stan Lee, cocreador de la criatura, o las importantes píldoras de información (dos) en forma de epílogo inmediatamente antes y también después de los títulos de crédito. Todo eso lo asemeja en apariencia al resto de habitantes del universo Marvel. Pero estamos ante otra cosa, para aburrimiento de los que esperen la dosis de pirotecnia adrenalínica de cada año y regocijo de los que estamos encantados de asistir a algo igualmente divertido a la vez que distinto.
FICHA TÉCNICA
Dirección: Scott Derrickson
País: USA
Duración: 115 min. Género: fantástico, superhéroes
Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Rachel McAdams, Tilda Swinton, Mads Mikkelsen, Chiwetel Ejiofor, Benjamin Bratt, Michael Stuhlbarg, Scott Adkins, Zara Phythian, Alaa Safi, Katrina Durden, Neve Gachev, Amy Landecker, Dante Briggins y Tony Paul
Puntuación: 7
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