Tiempos aciagos corren para nuestras vidas, donde el afectado bolsillo tiembla por su vacío, el trabajo o la estabilidad laboral es inexistente, el referente ético solo aparece en nuestras creencias más profundas, y el Estado actúa como un exprimidor inexorable y perseverante sobre todo lo que se mueve o permanece estático.
En España ya tenemos tanto el IVA, el IRPF, otros impuestos, tasas, y los seguros sociales obligatorios, entre los más altos de la Unión Europea, lo que genera una presión fiscal muy superior a la de cualquier otro país de occidente, con el agravante de disponer de un salario mínimo expresado en paridades de poder adquisitivos que se sitúa solo por encima de Portugal, Turquía y algunos países del antiguo telón de acero.
Además, quien se ha erigido como primer sector del país, con el mayor número de trabajadores, la Administración Pública, ha machacado tanto a sus empleados que desde que se iniciaron los recortes, han perdido el 40% de su poder adquisitivo.
Algo que obviamente redundará en el resto de la población, sobre todo en unas ciudades como Ceuta, o Melilla, o una comunidad como pudiera ser la andaluza.
Sin embargo, las cuentas siguen produciendo déficit y el Gobierno sabe que es imposible recaudar más o gastar menos, salvo destruyendo lo que queda.
Decir todo lo anterior es contar la verdad a medias, una mentira. Porque la realidad es que las cuentas no salen por la enorme carga que existe de deuda pública, y el pago enormemente deficitario de pensiones no contributivas, o desigualmente contributivas, que son las únicas partidas que no solo no se ven reducidas, sino que aumentan para el 2013.
Y de esto tiene mucho que decir el Partido Socialista Obrero Español que ahora pretende salir de rositas, y sumarse a los manifestantes anti-sistema como si con ellos no fuera la cosa, cuando todavía no han dado ni una sola explicación por los cerca de 100.000 millones de euros que nos dejaron de deuda y la ocultación de un déficit que nos desamparaba en clara petición de rescate.
También tiene mucho que hablar este indolente socialismo cuando aumentaba las pensiones no contributivas a mayor ritmo que las contributivas, castigando con eso al trabajador y buen contribuyente.
Por no hablar de medidas como el cheque-bebe, los 400 euros, y otras que el histórico dirigente socialista, Joaquín Leguina, resumió en una frase: “Zapatero ha sido una plaga para el Partido Socialista Obrero Español y no sé si nos ha matado”.
El actual PSOE no asumirá responsabilidad política. Estupefacto me quedé escuchando a Rubalcaba anunciar que habían dejado bien las cuentas del Estado. El portavoz del gobierno del GAL, el ministro del caso Faisán, del Interligare, es ahora máximo dirigente de la izquierda.
Que poca altura de miras ha tenido la izquierda española, que falta de razón de estado. Por eso andan ahora apoyando movimientos secesionistas. El Partido Socialista, desde Julián Besteiro, no ha vuelto a tener un líder nacional que esté a la altura de las circunstancias.
Ahora, cuando la desesperación, la ruptura social y el divorcio políticos-sociedad han comenzado a aflorar, todos los gatos son pardos. Da igual el político de turno que fue previsor y buen gestor, que aquel que dejó endeudado hasta las trancas a la Administración Pública.
En España ya tenemos tanto el IVA, el IRPF, otros impuestos, tasas, y los seguros sociales obligatorios, entre los más altos de la Unión Europea, lo que genera una presión fiscal muy superior a la de cualquier otro país de occidente, con el agravante de disponer de un salario mínimo expresado en paridades de poder adquisitivos que se sitúa solo por encima de Portugal, Turquía y algunos países del antiguo telón de acero.
Además, quien se ha erigido como primer sector del país, con el mayor número de trabajadores, la Administración Pública, ha machacado tanto a sus empleados que desde que se iniciaron los recortes, han perdido el 40% de su poder adquisitivo.
Algo que obviamente redundará en el resto de la población, sobre todo en unas ciudades como Ceuta, o Melilla, o una comunidad como pudiera ser la andaluza.
Sin embargo, las cuentas siguen produciendo déficit y el Gobierno sabe que es imposible recaudar más o gastar menos, salvo destruyendo lo que queda.
Decir todo lo anterior es contar la verdad a medias, una mentira. Porque la realidad es que las cuentas no salen por la enorme carga que existe de deuda pública, y el pago enormemente deficitario de pensiones no contributivas, o desigualmente contributivas, que son las únicas partidas que no solo no se ven reducidas, sino que aumentan para el 2013.
Y de esto tiene mucho que decir el Partido Socialista Obrero Español que ahora pretende salir de rositas, y sumarse a los manifestantes anti-sistema como si con ellos no fuera la cosa, cuando todavía no han dado ni una sola explicación por los cerca de 100.000 millones de euros que nos dejaron de deuda y la ocultación de un déficit que nos desamparaba en clara petición de rescate.
También tiene mucho que hablar este indolente socialismo cuando aumentaba las pensiones no contributivas a mayor ritmo que las contributivas, castigando con eso al trabajador y buen contribuyente.
Por no hablar de medidas como el cheque-bebe, los 400 euros, y otras que el histórico dirigente socialista, Joaquín Leguina, resumió en una frase: “Zapatero ha sido una plaga para el Partido Socialista Obrero Español y no sé si nos ha matado”.
El actual PSOE no asumirá responsabilidad política. Estupefacto me quedé escuchando a Rubalcaba anunciar que habían dejado bien las cuentas del Estado. El portavoz del gobierno del GAL, el ministro del caso Faisán, del Interligare, es ahora máximo dirigente de la izquierda.
Que poca altura de miras ha tenido la izquierda española, que falta de razón de estado. Por eso andan ahora apoyando movimientos secesionistas. El Partido Socialista, desde Julián Besteiro, no ha vuelto a tener un líder nacional que esté a la altura de las circunstancias.
Ahora, cuando la desesperación, la ruptura social y el divorcio políticos-sociedad han comenzado a aflorar, todos los gatos son pardos. Da igual el político de turno que fue previsor y buen gestor, que aquel que dejó endeudado hasta las trancas a la Administración Pública.