Desde la casa que habito situada en la Plaza de los Reyes he podido ir siguiendo paso a paso todos los trabajos que, a lo largo de este verano, se han ido efectuando en los exteriores de esta iglesia a la cual muchos ceutíes amamos y echamos mucho de menos. Menos mal que los oficios religiosos continúan en la parte posterior de la misma gracias a la persistencia de los PP Agustinos que, día a día, nos reconfortan con la Eucaristía. Es posible que haya que agradecer a alguien mas este hecho pero, la verdad, si es así le ruego que me disculpen.
Es fantástica la nueva cubierta con la que han dotado al edificio completo, incluido la parte del domo o bóveda En su interior, a donde no he podido acceder por razones obvias, espero que estén aplicando el mismo criterio y cuidado en su reconstrucción.
Fue para mi un gran momento de satisfacción cuando pude ver las campanas ya instaladas en su lugar. Esperemos que podamos oírlas en breve llamando al culto.
No soy técnico ni tampoco deseo opinar sobre el notable deterioro de este templo pero no he podido evitar preguntarme si la construcción del parking subterráneo de la Plaza de los Reyes ha tenido algo que ver en ello. En cualquier caso solo me limito a decir “Doctores tiene la iglesia…”
Según he podido averiguar creo que fue construida entre 1712 y 1723 y a manera de convento fue habitada inicialmente por los franciscanos descalzos. El interior es de planta rectangular, de un estilo un tanto barroco, dividida en tres naves de cinco tramos, con crucero y presbiterio. En los años cuarenta fue transformada, levantándose las torres actuales en sustitución de las dos espadañas existentes. Toda esta transformación se hizo bajo la dirección del arquitecto D. José Antón-Pacheco García. Antiguamente, al parecer, llegó a estar comunicada con el antiguo hospital existente en la Plaza de los Reyes. Creo recordar haber visto alguna vez una especie de foso o refugio entre la iglesia y la plaza.
Alberga en su interior el Cristo de la Humildad y Paciencia y a Nuestra Señora de las Penas y Loreto como se la conocía cuando, en semana santa, marchaba siempre acompañada por la banda y tropa del ejército de aviación.
Personalmente he sido fiel asiduo a los actos celebrados en este templo bien por su proximidad o por costumbre, no lo se. El caso es que siempre me ha caído muy bien. Esperemos que, una vez restaurada, podamos pronto asistir a los cultos que en ella se celebren. Que así sea.