La asociación en defensa del patrimonio natural y cultural de Ceuta, Septem Nostra, ha presentado queja ante el Defensor del Pueblo por la “actitud opaca” que mantiene la Ciudad Autónoma en relación al vertido que, a finales del pasado año, provocó la empresa Cepsa en Benítez.
Han pasado casi ocho meses desde la batería de escritos y denuncias que presentó la asociación, presidida por José Manuel Pérez Rivera, ante las administraciones implicadas y la Fiscalía. Las respuestas que ha obtenido han sido mínimas y solo por parte de Capitanía Marítima y Autoridad Portuaria. La Fiscalía sí que dio traslado al juzgado de la queja presentada por Septem Nostra pero aún se espera la recepción de informes solicitados a organismos especializados o a unidades como el Seprona, de la Guardia Civil.
Pasan los meses y parece que las consecuencias de aquel vertido buscan quedarse en el olvido. Algo a lo que no está dispuesta la asociación ecologista, harta de las nulas sanciones dispuestas en Ceuta a empresas que causan daños que terminan afectando no solo a los fondos marinos sino a la salud de la ciudadanía.
En la queja remitida el pasado viernes al Defensor del Pueblo y a la que ha tenido acceso en su totalidad El Faro, Pérez Rivera reclama el apoyo y amparo de la institución para que “defienda nuestro derecho de acceso a la información pública” en torno a este asunto, con el objetivo de que las fatales consecuencias del vertido no caigan en saco roto. Septem Nostra lamenta la “opacidad” de la Ciudad en todo lo que tiene que ver con “los asuntos de índole medioambiental y patrimonial”, ya que “tiene por costumbre no contestar a casi ninguno de nuestros escritos de solicitud de información, incluso cuando se le reitera”, denuncia Pérez Rivera.
En el caso de marras no se trata de un asunto menor, ya que, tal y como recuerda el presidente de la asociación, desde “noviembre del pasado año venimos sufriendo en Ceuta episodios de contaminación marina en la bahía debido a la rotura de una tubería que transporta fuel en el muelle de Poniente, afectando incluso a espacios protegidos por la Unión Europea e integrados en la Red Natura 2000”, expone.
Septem Nostra, alertada por lo que estaba sucediendo, remitió una batería de escritos solicitando información y explicaciones. Solo se obtuvo respuesta por parte de Capitanía y del Puerto. Septem remitió a la Ciudad un informe fotográfico con los daños causados por el vertido, incluso en especies, sin que tan siquiera se le haya contestado a la petición de entrega de todos los informes que, al respecto, había hecho Medio Ambiente tras lo ocurrido.
Tampoco se ha recibido respuesta a los escritos solicitando información sobre la inspección de tuberías y tanques que se está llevando a cabo, motivo que ha llevado a que la entidad se plante y pida auxilio al Defensor para que interceda en este asunto, ante el interés perseguido por los ecologistas de que el desastre marino causado por Cepsa no quede sin sanción. Y este temor tiene su fundamento, ya que ha habido precedentes de otros vertidos que no han contado con la actuación necesaria por parte de las instituciones provocándose que los autores de siniestros que afectan a todos los ciudadanos escapen sin pena alguna.
“No se nos ha contestado ni siquiera a nuestra solicitud de que se abra un expediente sancionador contra la empresa responsables del vertido en la bahía norte por la rotura de la tubería ubicada en el Muelle de Poniente y del vertido en la playa de Benítez por la fisura en uno de sus tanques. La falta de transparencia y rigor es impresionante. Les da igual que exista una directiva comunitaria que obliga a las autoridades a contestar a todas las solicitudes de información ambiental”, denuncia el presidente de la asociación.
Una contaminación marina que no se detiene
Las manchas de fuel siguen llegando a las playas porque las filtraciones continúan tras la rotura de la tubería de Cepsa en Benítez. Ninguna autoridad se atrevió en su día a poner fecha a la finalización de esos vertidos debido a que resulta complicado conocer la cantidad de fuel que llegó a embolsarse bajo el muelle de Poniente ni la ubicación exacta. Las consecuencias temidas han llegado y lo preocupante de este asunto, tal y como advierte el presidente de Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, es que “llevamos desde noviembre con vertidos más o menos frecuentes”, explica. “Este tipo de fenómenos permanentes es más perjudicial que un episodio puntual. Los metales pesados que componen los combustibles fósiles terminando depositándose sobre el fondo marino y, desde allí, entran en la cadena trófica, afectando a las especies de flora y fauna marina. No hay que olvidar que los seres humanos ocupamos la cúspide de esta cadena trófica. Diversos estudios realizados en el Mediterráneo, y en especial en la zona del Estrecho, han arrojado datos muy preocupantes sobre los elevados niveles de metales pesados que están presentes en la columna de agua, sobre todo de mercurio. La explicación de estos altos niveles de sustancias altamente contaminantes se encuentra precisamente en el continuo trasiego de combustibles fósiles en el Estrecho de Gibraltar. Es una contaminación invisible, que no mancha los pies de los bañistas, pero que a la larga incide en la salud de nuestros mares y en nuestra propia salud”, denuncia.
Pues es eso, precisamente lo que no vemos, lo que a la larga va a tener consecuencias entre las personas. Una gravedad que debe asumirse a la hora de materializar la acción política necesaria para sancionar a los causantes. “La Consejería de Medio Ambiente no ha contestado a nuestra solicitud de información, ni a la de que se abra un expediente sancionador contra la empresa responsables del vertido”, lamenta la asociación.
Caballas llevó precisamente a Pleno hace unos meses una petición de pacto político para presentar denuncia en el juzgado que tampoco salió adelante.