Volvió a pasar. Agentes de la Guardia Civil tuvieron que emplearse a fondo el pasado sábado para desalojar a los pescadores marroquíes que se habían colado en aguas españolas para practicar la pesca con palangre. Una práctica prohibida que intenta ser llevada a cabo de forma continua en aguas españolas por pescadores del vecino país, a pesar de las quejas de los profesionales en la ciudad.
En esta ocasión los marroquíes no dudaron en amenazar a los pescadores españoles que les increpaban que estuvieran realizando estas prácticas en Calamocarro, instándoles a abandonar la zona. No lo hicieron lo que provocó que se diera aviso a la Guardia Civil que tuvo que desalojar la zona, echando mano tanto de los efectivos del Servicio Marítimo como de las patrullas rurales, que servían de apoyo.
Según fuentes del Instituto Armado, en la zona se detectó la presencia de hasta una veintena de pescadores marroquíes a los que se obligó a retirarse de aguas españolas, teniendo que hacerse empleo de material disuasorio, después de que éstos profirieran insultos contra las fuerzas de seguridad.
Prácticas habituales
Los pescadores españoles, tengan base o no en Ceuta, han denunciado en varias ocasiones la intromisión de pescadores del vecino país, sacando a la luz incluso la adopción de este tipo de prácticas de pesca prohibidas que se traducen en sanciones económicas elevadas.
En el caso de detectarse la presencia de embarcaciones pesqueras marroquíes se procede a su intento de desalojo con la presencia de la Benemérita, actuación bien distinta a la que sufren los propios pescadores españoles en el caso de que sean interceptados en el vecino país, ya que son detenidos y obligados, después, al abono de una multa que suele ser importante. Esta comparativa y la incongruencia que conlleva ha provocado y sigue provocando malestar entre los profesionales del sector.